El propio Reátegui le dijo a Crisanto: “No te preocupes, es solo para rendir cuentas a la ONPE, no va a pasar nada".,Los lunes y viernes de 7 a 8 de la noche el abogado Miro Toledo Gutiérrez conduce religiosamente un programa de asesoría legal llamado “Haga su denuncia”, que se difunde por las ondas de Radio Latina 990, en la casi clandestina frecuencia AM. Los que lo perdieron todo, los que ya tiraron la toalla, los que ofrecen el alma al diablo, desde distintos puntos del territorio nacional lo escuchan y llaman por teléfono como si se tratara de la última esperanza de vida en el planeta. Segundo Crisanto Pulache, un pobre empleado de la Municipalidad de Nueva Cajamarca, en la región San Martín, no podía dormir desde que le llegó a casa una notificación de la Fiscalía de Lavado de Activos de Lima y lo citaba para que ofreciera su testimonio. No sabía qué hacer hasta que confió lo que le torturaba a un compadre que era fanático oyente de Toledo. “¡Llamemos al doctor Miro Toledo!”, le recomendó: “A mí me atendió y me resolvió el problema que tenía”. Y así lo hizo Segundo Crisanto, sin saber que terminaría por convertirse en uno de los testigos clave del caso contra Fuerza Popular y Keiko Fujimori. Crisanto relató que poco después de la segunda vuelta electoral de junio de 2011, el congresista Rolando Reátegui y un grupo de dirigentes fujimoristas de la región reunieron a los pobladores a quienes les pidió que apoyaran al partido para justificar un “sobregasto” en la campaña, por lo que necesitaba que firmaran un documento en blanco que los acreditaba como falsos aportantes. El propio Reátegui le dijo a Crisanto: “No te preocupes, es solo para rendir cuentas a la ONPE, no va a pasar nada”. Del primero que se acordó Crisanto cuando le llegó la citación del fiscal José Domingo Pérez, en noviembre de 2017, fue precisamente de Reátegui. Pero lo más grave que relató Crisanto al abogado Toledo es que llegó hasta Nueva Cajamarca el tesorero de Fuerza Popular, Luis Mejía Lecca, quien le pidió firmar una declaración jurada en la que admitía falsamente haber donado 5 mil dólares a la campaña de Fuerza 2011 y a cambio recibiría un soborno. La cita con el fiscal Pérez era para el 4 de diciembre: “Lleva todos los papeles que te dieron, cuéntale al fiscal lo que sabes y solicita acogerte a la colaboración eficaz”, recomendó Toledo a Crisanto. Eso fue lo que hizo. No solo había sido Segundo Crisanto sino varios pobladores más los convencidos por Rolando Reátegui para que se convirtieran en falsos aportantes. Ante la evidencia que también implicaba a su esposa, Marisol Valles Chang, y ante la ausencia del apoyo de Fuerza Popular y de Keiko Fujimori, el congresista decidió narrar su participación en los hechos. Los 5 mil dólares que había declarado Crisanto como supuesto aporte, eran parte de los 30 mil dólares que la lideresa del fujimorismo había autorizado se le entregase a Reátegui para que los convirtiera en fraudulentas aportaciones a su campaña. Ahora, grandes bufetes de abogados limeños tratan de salvar de la cárcel a los implicados en un caso que empezó en un modesto consultorio radial de la frecuencia AM donde el doctor Miro Toledo asiste a los desesperados.