Las principales encuestadoras nacionales hacen sondeos en las pocas regiones más importantes, pero en el resto la cosa parece ser más bien a tientas.,En el episodio de 3D (LRTV) de esta semana coincidimos, Augusto Álvarez Rodrich, Fernando Rospigliosi y este columnista, en la opacidad de las campañas electorales regionales para la mirada política nacional limeña. Un evidente primer culpable es el desinterés del centralismo. Pero también hay que tomar en cuenta lo limitado de las encuestas locales y de su difusión. Es sabido que hay regiones con encuestas mejor hechas, es decir más útiles, que otras. Pero cuáles son estas es un secreto muy bien guardado de la política. Las principales encuestadoras nacionales hacen sondeos en las pocas regiones más importantes, pero en el resto la cosa parece ser más bien a tientas, como se ha visto en pasadas elecciones. En todos los casos son circunscripciones reducidas donde hay, como en Lima, una fuerte dispersión del voto. Con candidatos a centímetros uno del otro, y votos blancos/nulos en cantidades, se requiere encuestas especialmente sintonizadas. En una encuesta de Arequipa (CPI) la distancia entre el puntero y el segundo es de 0.5%, con el tercero 1.5%. Pero quizás no es la desconfianza en la encuesta local lo que produce la opacidad ante la mirada nacional. Cuando la realidad es que cada uno se concentra en la campaña de su propia elección, no queda mucho margen, ni mucho espacio en los medios, para captar una visión de conjunto. Así, se prefiere esperar las sumas y restas nacionales de los resultados finales. Un factor adicional es que los partidos de origen y base limeños son un sector postergado en casi todas las localidades del país. Lo cual reduce mucho el interés de la mirada limeña, que se expresa en los principales medios del país. Así, las elecciones inevitablemente se vuelven competencias entre exponentes del patriotismo local. Todo esto habla de las campañas locales en el Perú como fiestas del aislamiento, por no decir de la indiferencia. Pero no debería sorprendernos, pues las propias encuestas nacionales están limitadas por el alto costo de llegar a hacer preguntas en zonas de difícil acceso. Por eso la sorpresa siempre está presente en el ritual de los pronósticos. Un balance posible es que en la era digital al Perú todavía le cuesta hacer encuestas fidedignas.