Tensión creciente en Fuerza Popular por la reforma.,Un dato importante del debate sobre la reforma constitucional es la desavenencia creciente dentro del fujimorismo sobre su conveniencia, sentido y urgencia. Es importante para la perspectiva política porque, primero, a pesar de andar alicaído, aún es el partido más grande y que controla el congreso. Una fragmentación de Fuerza Popular –por ejemplo, en la proporción en que su bancada se dividió en el voto de confianza al gabinete Villanueva–, reordenaría la política nacional en el mediano plazo. Pero la eventual división de FP también tendría consecuencias importantes en el corto plazo, específicamente cuando, antes del 4 de octubre, se deba honrar el compromiso asociado al voto de confianza de tener listos los proyectos de reforma para poder convocar al referéndum para el domingo 9 de diciembre. Eso quedó claro para todos, empezando por el gobierno. El presidente Martín Vizcarra dijo que “aquí no hay vencedores ni vencidos. Hoy solo ha ganado el Perú. El pueblo tendrá la oportunidad de expresar su voluntad sobre las reformas constitucionales a través del referéndum”. También al presidente del congreso, Daniel Salaverry, quien anteayer dijo que “el compromiso es aprobar las reformas antes del 4 de octubre”. Pero no todos en FP piensan así, pues el lado duro del partido, el más bruto y achorado, en el que destacan Úrsula Letona, Rosa Bartra, Luis Galarreta o Luz Salgado, así como sus satélites Lourdes Alcorta, Karina Beteta o Alejandra Aramayo, y en el que está obviamente Keiko Fujimori, anda con un discurso distinto desde el mismo día del voto de confianza en el que llegaron a votar contra este pedido y, además, con un ánimo de botar hasta al presidente Vizcarra a quien amenazaron con investigarlo, usando a su activo y muy útil fiscal de la nación Pedro Chávarry. Letona grita que “con la rebeldía que me caracteriza, me resisto a aprobar una reforma de este tipo” y ayer en su celular se le ampayó escribiendo que los proyectos son una “porquería”, mientras Bartra cuestiona que “nos han puesto plazos, nos han impuesto celeridad”. ¿Qué lado acabará liderando el voto de FP en la trascendental decisión de honrar lo obviamente acordado el día del voto de confianza? ¿El que quiere cumplir su compromiso o el que, como dice la vicepresidenta Mercedes Aráoz, pretende hacer trampa? ¿Cómo votarán topos fujimoristas como Jorge Castro o Mauricio Mulder? ¿Se impondrá el fujimorismo más bruto y achorado?