Las críticas vienen sobre todo de dos fuentes. Una es la idea de que Vizcarra se está entregando cada vez más a una dictadura del Congreso FP. Para eso se presenta una acumulación de pruebas, algunas convincentes, otras no tanto,Los fujimoristas decididamente están por apoyar, es decir casi no hacerle olas. Los demás sectores están divididos, entre quienes todavía lo ven como el hombre que solucionó la crisis PPK y quienes ya lo consideran un presidente-problema, es decir como alguien que puede terminar agravando las cosas. Las encuestas nos dicen que este último sector está creciendo. Pero también nos dicen que todo el elenco político sondeado está en una similar caída. En verdad lo que parece estar cayendo es la paciencia frente a la nueva situación creada con la caída de PPK: ¿hay una alianza en el poder o una tregua con plazo indefinido? El apoyo a Vizcarra desde fuera del fujimorismo proviene en cierta medida de la idea que su presidencia era la única salida a la crisis PPK, y que la percibida sumisión frente a Fuerza Popular es la continuación de esa salida en el día a día presidencial. En este sector vendría siendo visto todavía como una suerte de sacrificado mal menor. Luego hay otro tipo de apoyo, que se concentra en ver a Vizcarra como un presidente nuevo que merece el beneficio de una cierta paciencia (los famosos 100 días). Es un apoyo que se concentra en aspectos como la imagen afable del presidente, la espera de resultados, la idea de que debe lidiar con cuestiones esencialmente heredadas. Las críticas vienen sobre todo de dos fuentes. Una es la idea de que Vizcarra se está entregando cada vez más a una dictadura del Congreso FP. Para eso se presenta una acumulación de pruebas, algunas convincentes, otras no tanto. Esto viene acompañado de la idea de un gobierno débil, dedicado a ceder para sobrevivir. Luego están las críticas, más suaves, de quienes le reprochan a Vizcarra no estar haciendo lo que ellos quisieran que haga. Esto obvia que Vizcarra no llegó a la presidencia elegido para realizar un programa, sino designado para tratar de resolver una situación. Lo suyo, pues, no puede ser la visión de futuro, sino la urgencia. Sin duda estas posturas a favor y en contra van oscilando, y pulseando, a partir de la actuación de Vizcarra, y así van creando su propio clima de suave inestabilidad. Hasta que el misterio se resuelva, y aparezca la inestabilidad fuerte.