Lo que se necesita es más recursos para el LUM, que le permitan modernizar su función museográfica.,El Lugar de la memoria, la tolerancia y la inclusión social, LUM, fue puesto en marcha sobre todo por Alan García y Mario Vargas Llosa, ambos insospechables hoy de impulsos políticos violentistas, financiado en buena medida por Alemania Federal, y finalmente inaugurado por Ollanta Humala en el 2015. La institución no tiene muchos recursos, queda algo a trasmano, y todavía exuda parte de la atmósfera polémica que acompañó a su fundación. En consecuencia los visitantes de este museo de historia son pocos, y no todos espontáneos. Uno diría que son los ataques de la extrema derecha los que lo mantienen en la atención pública. En esencia la tirria y las calumnias son porque el LUM expresa el espíritu de la Comisión de la verdad y la reconciliación, CVR. Esa derecha siente que la CVR le ha arranchado un supuesto derecho a establecer la realidad de los hechos en la historia. En este caso el derecho a cubrir las atrocidades de ambos lados con un manto de silencio. Denunciar sin base tendencias, presencias o coincidencias terroristas se ha convertido en una muletilla de de algunas de las figuras menos calificadas de la segunda fila politica. Este tipo de mentira permite impostar seriedad y preocupación, dos rasgos valiosos para quienes no tienen realmente nada que mostrar a cambio de su salario. El asunto funciona como una pequeña empresa. Figuras de pocas luces se dedican a denunciar terrorismo donde pueden, confiados en que no los alcanzará el Código penal. Si la cosa prende, políticos más vivos e importantes entran a tallar, es decir a evaluar cuánto puede rendir eso en publicidad, votos futuros, prestigio entre las almas más candorosas. El militar jubilado que en esta ocasión ha montado una petipieza contra el LUM busca levantar como sea un mellado perfil de congresista excedente, y allanar el camino hacia la reelección. Además hay posibilidades de que en el tema del terrorismo el suelo de Edwin Donayre necesite ser emparejado de alguna manera. Lo que se necesita es más recursos para el LUM, que le permitan modernizar su función museográfica, incursionar con más fuerza en la investigación histórica, ser espacio para un debate sobre los desbordes de la violencia en el Perú, que han venido de todos los lados del espectro ideológico y social.