¿Cuáles son las reglas reales de esta unidad nacional?,La exposición del gabinete Villanueva en el congreso, y los comentarios en el hemiciclo de la bancada de Fuerza Popular, no dejan duda de la existencia de un entendimiento entre ambos cuyo discurso es atribuir los problemas del país a los ‘antis’. El premier César Villanueva planteó anteayer que “nuestra tarea es construir, no confrontar, queremos construir un país que incluya y que no divida, que dialogue e integre”. Es un mensaje consistente con lo primero que dijo el presidente Martín Vizcarra en marzo en su discurso inaugural: “Marcar el punto final de una política de odio y confrontación”. En esa línea, Villanueva sentenció anteayer que “fujimorismo o antifujimorismo, izquierda o derecha dogmáticas, entre otros antis, han erosionado lo principal de un país: la política”, y remató su intervención justo antes del voto de confianza con una arenga sorprendente: “Me siento altamente orgulloso de este congreso”. Un llamado a todas las tiendas políticas por la unidad nacional siempre es valioso, aunque para que este tenga sentido real, en vez de solo ser una frase bonita como las que le gustan tanto a este gobierno, debiera ser sobre asuntos puntuales en lugar de grandes convocatorias generales. Con frecuencia, estas invitaciones al hakuna matata político son una ingenuidad o una ilusión imposible de alcanzar, y acaso inconveniente, porque la democracia implica confrontación de puntos de vista actuando, por cierto, de acuerdo con las reglas constitucionales y con lealtad en la apuesta por el bien común en vez del interés particular o subalterno. “No conozco la clave del éxito, pero sé que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo”, dice Woody Allen, lo cual constituye un riesgo que puede enfrentar el gobierno del presidente Vizcarra. Pero estas convocatorias a la unidad también pueden ser un problema si parten de un entendimiento entre el gobierno y FP al cual pueden sumarse los que quieran aunque según las reglas del pacto al que ambos ya han llegado. Parafraseando a George Orwell en ‘Rebelión en la granja’: “Todos los antis son iguales, pero algunos son más antis que otros”. Esa sospecha surge cuando se observan discursos tan zalameros como travestis de Héctor Becerril o Daniel Salaverry a favor del gobierno de Vizcarra, cuando hace un año ellos eran los antis que lo calificaban de incapaz y corrupto, y lo descalificaban para ser vicepresidente o ministro. Como cuando Groucho Marx decía “estos son mis principios; si no le gustan… tengo otros”.