Ahora tiene que descubrir cuánta gente quiere dos fujimorismos, y si solo quiere uno, ¿cuál?,El inicio de la razzia de kenjistas de esta semana venía bastante anunciado. Lo único que esperaba Fuerza Popular para avanzar era calibrar el verdadero alcance de un Alberto Fujimori post-indulto. Es evidente que FP ha decidido que el excarcelado no va a ser problema y, más importante, considera que no será un activo político decisivo para Kenji Fujimori. Se abre, entonces, la etapa en que Kenji Fujimori debe demostrar su capacidad para dejar de ser solo un disidente privilegiado de FP, y de moverse por su cuenta. Quizás todavía él y su gente probarán con algunas apelaciones al partido, pero no hay mucho futuro por ese camino, que solo les puede servir para mantener su actual dosis de publicidad. Lo que empieza para Kenji Fujimori es el clásico proceso de acopio de firmas (salvo que acuda al mercado), recursos y figuras para establecer un fujimorismo a su medida. Más la tarea de convertir al albertismo en un kenjismo. Un problema para él es que buena parte de sus simpatías ha venido de su imagen de político enfrentado a la mototaxi de Fuerza Popular. Los activos de Kenji Fujimori hoy son: el enorme arrastre demostrado en dos elecciones parlamentarias, la legitimidad que le da la cercanía del padre, una imagen juvenil, gestos atractivos para el liberalismo, y una distancia frente a los problemas judiciales de FP en esta hora. Todo esto lo hace popular, pero no delinea el futuro de un liderazgo. Además Kenji Fujimori no parece muy rodeado de activistas. Si tiene más congresistas que sus nueve avengers, se están guardando muy celosamente. La vieja guardia de albertistas también da la impresión de estar esperando instrucciones. Lo cual define a Kenji Fujimori sobre todo como un fenómeno mediático, situación útil pero resbalosa. Sin embargo allí están las encuestas, donde Kenji Fujimori ha empezado a superar a la hermana Keiko, lo cual le abre la posibilidad de empezar a definir un fujimorismo diferente. Algo así como la derecha moderna que algunos vaticinaban para FP, y que luego se evaporó en la derecha chicha de los usos y costumbres de la mototaxi. Ahora tiene que descubrir cuánta gente quiere dos fujimorismos, y si solo quiere uno, ¿cuál?