El protagonista debe ser Francisco, no J.L. Cipriani.,ojalá que el anuncio de que la misa que Francisco oficiará en Lima será en Las Palmas y no en la Costa Verde permita zanjar un debate politizado que fue alimentado por el cardenal Juan Luis Cipriani y su red de acólitos naranjas, y que estaba empañando, de manera absurda, una visita del Papa que debe ser un motivo de unión entre todos los peruanos –los católicos y los que no lo son– en vez de una oportunidad para el aprovechamiento particular. Eso fue lo que anunciaron ayer, conjuntamente, el presidente Pedro Pablo Kuczynski, el ministro de Trabajo Alfonso Grados –delegado del gobierno para coordinar la visita papal– y el cardenal Juan Luis Cipriani. Es una buena foto para cerrar todo el quilombo que armó Cipriani con sus publicistas, voceros y aliados políticos del fujimorismo. En rigor, no es a él a quien le correspondía salir en esa estampa, un sitio que debió ser ocupado por el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, pero, en fin, al parecer, el gobierno optó por satisfacer el ego tan colosal como el de quien ya saben, que ostenta el arzobispo de Lima, a cambio de cerrar una discusión penosa. A cambio, también, del imperio de la autoridad democrática puesta en cuestión por Cipriani cuando tuvo la insolencia de decir que “no es el presidente PPK el que decide dónde va a ir el Papa” o que un funcionario (nada menos que el viceministro de se-gu-ri-dad-pú-bli-ca) no tiene nada que decir en la elección de los espacios públicos para eventos de tanta importancia como la visita de un Papa. Además, el anuncio es relevante porque es una derrota a la insensatez. Por ejemplo, del congresista fujimorista Carlos Tubino, quien la semana pasada dijo que “es exceso de seguridad cambiar misa de Papa, terremoto no hay en Lima desde 1746”. O del presidente del congreso Luis Galarreta, quien ayer declaró que a él le corresponde participar en la decisión de la sede de la misa del Papa porque es un acto público. Con ese criterio, le deberían consultar si la selección de fútbol debe jugar en el Nacional o en el Monumental. Lo que al final se impuso fue el respeto a las instituciones que, como Indeci y el Ministerio del Interior, deben tomar estas decisiones en coordinación –pero sin imposición– con las partes interesadas como, por supuesto, la Iglesia Católica. Ahora, a desear que la visita del Papa al Perú sea un éxito y un motor de unidad nacional, y sin dejar de recordar que los protagonistas de ese evento tan importante deben ser Francisco y el pueblo peruano, en vez del cardenal Cipriani.