El uso de la historia para decidir mejor y errar menos.,Parecería que se va a necesitar cierta dosis de amnesia entre los políticos del gobierno y de la oposición para construir un futuro menos conflictivo y más conciliador, pero nunca deberían olvidar que, si de algo les puede servir la historia, es para no cometer el mismo error del pasado. Dos artículos del domingo pasado se ocuparon, precisamente, de políticos que optan por la amnesia selectiva buscando un futuro auspicioso. Federico Salazar, en El Comercio, hizo notar un desliz lamentable del presidente del Congreso Luis Galarreta cuando se refirió a los golpes de estado “que, como demócratas, como somos nosotros, nunca más podemos permitir ni tolerar”. La observación bastante apropiada de Federico apuntó al añadido no solo innecesario sino impertinente del ‘nunca’, cuando mejor le habría salido el comentario a Galarreta si hubiera dicho que los golpes nunca se deben permitir ni tolerar, pues así el autoproclamado demócrata presidente del Congreso estaría dando a entender una validación del golpe de 1992 de Alberto Fujimori, una tara que el fujimorismo arrastra hasta hoy. El otro artículo del domingo sobre los olvidos del pasado, en este caso muy reciente, lo escribió Rosa María Palacios aquí en La República parar referirse al uso frecuente que está haciendo la premier Mercedes Aráoz de su vocación por ‘voltear la página’ sobre la relación del gobierno con Fuerza Popular. Esa amnesia selectiva le estaría permitiendo a la aún flamante premier, como anota Rosa María, lanzarse con todo a favor del indulto a Alberto Fujimori. Y, peor aún, en la noche de ese domingo, en entrevista con Enrique Castillo en Canal N, hacer el comentario tan lamentable de que Mario Vargas Llosa se opone a dicha gracia presidencial por la envidia que le tiene por haber perdido la elección de 1990, un argumento inventado por Vladimiro Montesinos y reiterado por los fujimoristas de más baja estofa. Por supuesto que los políticos tienen que hacer, a veces, de tripas corazón, y pactar con gente con la que discrepa –algo que le cuesta tanto a Keiko Fujimori–, pero la historia enseña a no cometer errores del pasado. A estos políticos que se olvidan tan rápido de eso les convendría revisar la amplia bibliografía sobre cómo usar la historia para errar menos. Por ejemplo, La esencia de la decisión: análisis explicativo de la crisis de los misiles en Cuba de Graham T. Allison; Thinking in time: the uses of history for decision makers de Richard E. Neustadt y Ernest R. May; o La marcha de la locura: la sinrazón desde Troya hasta Vietnam, de Barbara W. Tuchman.