¿Es posible leer un futuro terrible en la conformación del nuevo gabinete? Con Mercedes Aráoz a la cabeza, no puede decirse que Pedro Pablo Ku czynski haya nombrado un gabinete de conciliación. Es improbable que una política corrida como Aráoz haya aceptado el cargo simplemente para ir al choque. Aunque se va a tener que morder la lengua, y mucho. De los recién llegados solo la primera ministra y Carlos Bruce, están curtidos en la controversia política. Los demás tienen importante experiencia profesional en sus respectivos sectores. Los seis se ajustan, con variaciones, a la inclinación meritocrática que prefiere PPK para sus ministros. Es bastante claro que el recambio no ha sido hecho siguiendo una lógica única. Los nombres elegidos, para permanecer, para salir y para ser subidos a bordo, apuntan a otras tantas consideraciones, todas distintas. Si hubiera que buscar una norma, esta sería algo así como experiencia y prestigio en su área de actividad. Políticamente hablando, ¿cuán nuevo es el gabinete? Es probable que con Aráoz el perfil general será más alto que con Fernando Zavala. De un lado está mucho más cerca de PPK. De otro ella y Bruce quizás tendrán más capacidad de circular por un Congreso cuya oposición ya conoce la cuestión de confianza. Después de Aráoz, el nombramiento que será seguido con más detenimiento es el de Idel Vexler. No solo porque Educación seguirá siendo una papa caliente política. También porque Vexler es protagonista importante en la historia de muchas de las reformas que hoy están en discusión. Sin duda es un ministro que llega con ideas propias, algunas muy preocupantes. Bruce llega a Vivienda con el prestigio de haber hecho una buena gestión con Alejandro Toledo. El boom de la construcción, menguante pero todavía real, debería darle oportunidades. Pero su principal desafío estará en las tareas de la reconstrucción para los desalojados por El Niño Costero, donde han empezado los reclamos. Las perspectivas del clima político se pondrán en evidencia cuando el gabinete Aráoz llegue a pedir la confianza para ponerse a trabajar. El resultado es previsible, pero el proceso para llegar a esa confianza va a ser alambicado, y nos dará nuevas muestras de la inventiva institucional de Fuerza Popular.