Colombia tiene una de sus maravillas naturales bastante cerca de su capital. A tan solo 4 horas y 200 kilómetros al noreste de Bogotá se encuentra el segundo lago navegable de mayor altitud de Sudamérica. Sin embargo, además de navegar por las aguas turquesas de este lago, la visita a este paisaje proporciona una nutrida oferta de albergues, restaurantes, instalaciones recreativas y glamping.
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El Lago de Tota, con una extensión de 55 kilómetros cuadrados y una profundidad de 60 metros, está rodeado de tierras de cultivo y se ubica aproximadamente a unas cuatro horas de Bogotá. Además, su ubicación dentro de varias jurisdicciones permite a los visitantes explorar los municipios de Cuítiva, Tota y Aquitania, así como los centros urbanos de Sogamoso, Duitama y Tunja.
Al visitar el Lago de Tota, podrá disfrutar de una playa de arena blanca y aguas turquesas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que debido a las bajas temperaturas, el agua suele estar muy fría. Aunque no hay restricciones para nadar, se aconseja evitarlo si no se tiene experiencia en este tipo de condiciones.
El Lago de Tota ofrece una variedad de actividades para los turistas que buscan explorar su entorno. Algunas de las opciones más populares incluyen:
Para llegar al Lago de Tota, hay dos opciones principales:
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Según la información oficial del Lago de Tota, el horario de apertura al público es los sábados, domingos y días festivos, desde las 9.00 a. m. hasta las 5.00 p. m. Las tarifas de ingreso son las siguientes:
En la feria de turismo ITB Berlín, reconocida como una de las más destacadas a nivel mundial en la industria, el lago de Tota, ubicado en Boyacá, Colombia, recibió el premio como el tercer destino verde más atractivo de América.
Sobre el lago pesa una leyenda con raíces históricas, relacionada con el "Diabloballena", una criatura avistada por primera vez en 1652. Este ser, descrito como un pez de gran tamaño, de color negro y con una cabeza similar a la de un buey, era incluso más grande que una ballena.
La narrativa de este monstruo fue inicialmente compartida por los indígenas locales con el conquistador español Gonzalo Jiménez de Quesada, quien no prestó mucha atención a estos relatos hasta que una distinguida dama española, residente del Nuevo Reino de Granada, confirmó haber visto a la criatura en el lago, lo que le otorgó veracidad a la existencia del "Diabloballena".
La mitología muisca incluye relatos sobre el monstruo conocido como diabloballena, una criatura ante la cual los indígenas mostraban un profundo respeto. Según la creencia, maltratar las aguas del lago provocaría la aparición de este ser diabólico, infundiendo temor en la comunidad. Esta leyenda guarda similitudes con otras narrativas monstruosas en distintas culturas, como la del Cuero en Chile, asociada a los indígenas Mapuches, el famoso monstruo del Lago Ness en Escocia y la criatura del Lago Nahuelito en Argentina.
Tota es un lugar ideal para contemplar la belleza natural. Con una extensión de 55,1 kilómetros cuadrados, mide 11,8 kilómetros de largo, 6,2 kilómetros de ancho y tiene una profundidad promedio de 58 metros. Estas características lo convierten en el lago de agua dulce más grande de Colombia.