
A una semana del ataque de Estados Unidos a Irán, aún retumba el estallido dentro del gobierno de Donald Trump. El presidente republicano, que va por su segundo mandato, ha sido criticado históricamente por los demócratas, pero esta vez también ha sido juzgado duramente por miembros de su mismo partido y seguidores del movimiento MAGA, el firme grupo que respalda el eslogan de campaña trumpista: “Make America Great Again” (Que Estados Unidos vuelva a ser grande).
“Los MAGA no votaron por otra guerra en Medio Oriente”, aseveró Thomas Massie, congresista republicano de Kentucky, el lunes 23, en una radio local. Marjorie Taylor Greene, representante republicana de Georgia, reclamó vía X: “La agenda MAGA de Trump incluía estas promesas clave: no más guerras extranjeras”. Las críticas sumadas a una posible violación de la constitución por no haber solicitado aprobación del Congreso generaron el rumor de un juicio político contra Trump. Aunque la propuesta no ha avanzado hacia un proceso formal, analistas sostienen que las acusaciones pueden tener un impacto significativo en el futuro político de Estados Unidos.
“El Partido Republicano controla la Cámara de Representantes y el Senado. Pero, una cosa es oponerse al ataque a Irán y una cosa es hacerle un juicio político al presidente de los Estados Unidos. El ‘impeachment’ es un proceso muy complicado y muy tedioso”, observa Alonso Cárdenas, politólogo y docente de la UARM. Sin embargo, advierte repercusiones en la política interna de Donald Trump y en las próximas elecciones congresales.
Dos figuras centrales para autorizar un ‘impeachment’ aprobaron la ofensiva militar. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, dijo a la prensa: “El presidente hizo lo que tenía que hacer”. Por su parte, el líder de la mayoría del Senado, John Thune, sostuvo que Teherán ha “rechazado todos los caminos diplomáticos hacia la paz”.
Las críticas a Trump por el ataque a Irán pueden influir negativamente en las próximas elecciones congresales. Collage: Brian Tejeda
La opinión pública, en su mayoría, rechaza el ataque a Irán. Según una encuesta reciente de CNN, el 60% de los ciudadanos independientes —es decir, quienes no se identifican ni con el Partido Demócrata ni con el Republicano, y que en su mayoría respaldaron a Trump en elecciones pasadas— desaprueba la intervención, al igual que el 88% de los votantes demócratas. En contraste, el 82% de los republicanos la respalda, aunque solo el 44% lo hace con convicción. Este es el panorama del electorado que, en noviembre de 2026, elegirá a los congresistas encargados de supervisar al Poder Ejecutivo.
“Si hay algo impopular para un presidente de los Estados Unidos es intervenir en guerras que el norteamericano promedio no comprende, que cuestan muchísimo dinero y que acaban con la imagen de ataúdes que regresan con la bandera de Estados Unidos. Ese momento simbólico tan fuerte y tan poderoso se echa abajo administraciones”, señala Cárdenas.
A pesar de que había prometido no intervenir en guerras internacionales, Donald Trump ejecutó una acción militar directa contra Irán y a favor de Israel. Lo hizo a expensas de que el Departamento de Inteligencia de Estados Unidos negó que Irán posea armas nucleares y teniendo en cuenta que, para un acto de tal magnitud bélica, necesitaba la aprobación del Congreso de Estados Unidos, según la Constitución. Además, los ataques tenían de objetivo instalaciones vinculadas a proyectos nucleares, algo que está prohibido por el derecho internacional.
“Tenemos un antecedente muy cercano a esto, cuando en la guerra de Ucrania, Rusia bombardea no la central nuclear de Zarporiyia, sino sus alrededores. Eso fue sumamente criticado a nivel internacional, sobre todo por la prensa de occidente. Pero, no se dice nada de los ataques de Israel preventivos, cuyo sustento legal no existe, y tampoco de los ataques de Estados Unidos hacia Irán”, afirma.
El gobierno de Donald Trump ha justificado los ataques bajo el argumento de “defensa propia” o “prevención de una amenaza inminente”. Sin embargo, los argumentos no cumplen con los requisitos de legítima defensa, debido a que no hay evidencia de un ataque inminente por parte de Irán.
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Ignacio Cardone, politólogo y docente de la PUCP, sugiere que el Lobby israelí en Washington también habría influenciado en la decisión del mandatario. “Estados Unidos apoya las políticas israelíes desde siempre. Pero, en el caso de Trump también hay una especie de alineamiento muy fuerte con Netanyahu. Digamos que pareciera tener la misma cantidad de motivaciones individuales por parte de Israel para atacar”, comenta.
Una entrevista del periodista conservador Tucker Carlson al senador Ted Cruz evidenció las divisiones dentro del Partido Republicano sobre el apoyo de EE. UU. a Medio Oriente, incluso antes de la operación Martillo de Medianoche. El político no supo responder preguntas básicas sobre Irán, como su población y composición étnica. “¿No conoces la población del país que quieres derrocar?”, le reprochó el comentarista. La escena se viralizó en redes sociales y alimentó el debate público sobre el nivel de conocimiento y preparación de los políticos que impulsan la intervención estadounidense en la región.
En los días posteriores al bombardeo, la atención mediática se centró en la escalada militar y la respuesta iraní, que incluyó el lanzamiento de misiles contra bases estadounidenses en Medio Oriente. Paralelamente, la polarización política se acentuó en el país.
“Había temas importantes en la agenda, como el debate migratorio, violaciones flagrantes a los derechos humanos, los aranceles”, apunta Cardone. “No olvidemos que Trump también venía de la discusión con Elon Musk y la acusación de que figuraba en la lista de Epstein, el enfrentamiento con el gobernador de California por el uso de la Guardia Nacional en las protestas”, comenta. A su juicio, el involucramiento bélico desplazó los focos de atención, aunque al final el presidente logró reposicionarse.
El politólogo sostiene que, tras un primer momento de reacciones negativas ante el involucramiento directo de Estados Unidos en la guerra, se vive una temporada de discusiones encontradas dentro de los grupos afines a Trump, pese a que la tregua se considera frágil. “Hay un realineamiento tras la figura de Trump que aparece como triunfante. Consigue un alto al fuego, de alguna forma, cuando consigue eventualmente que Israel deje de atacar a Irán, lo cual lleva a una serie de desacuerdos con el gobierno israelí”, acota.
“Se ha salvado un poco por el resultado final. Pero, obviamente, si esto hubiera llevado a otro resultado, probablemente este desacuerdo no solo hubiera persistido, sino que hubiera profundizado esta división interna dentro del Partido Republicano y dentro de la base de sustentación de Trump”, concluye.

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