Rusia ha arrestado a un ciudadano uzbeko de 29 años, acusado de ser el autor del asesinato del teniente general Igor Kiríllov, quien lideraba las Fuerzas de Defensa Nuclear, Biológica y Química (NBC). El ataque ocurrió este martes, cuando una bomba —colocada en un scooter eléctrico— fue detonada al momento en que Kiríllov, de 54 años, salía de su residencia, acompañado de su asistente, quien también perdió la vida en el atentado.
Los servicios de seguridad rusos han señalado que el detenido, cuya identidad no ha sido divulgada, fue supuestamente reclutado por la inteligencia ucraniana, que le ofreció 100.000 dólares. Según las autoridades, el uzbeko llegó a Moscú hace pocos días y alquiló un vehículo, en el que instaló una cámara para monitorear la vivienda de Kiríllov. Las imágenes eran transmitidas en tiempo real a los organizadores del ataque, ubicados en Dnipró, Ucrania, según el Comité de Investigaciones ruso.
"El detenido fue puesto a disposición del juez de instrucción, con él se llevan a cabo diligencias de investigación. Durante el interrogatorio, explicó que fue reclutado por los servicios especiales ucranianos", detalló la representante oficial del Comité de Investigación ruso, Svetlana Petrénko a RT.
Rusia acusó a Ucrania de utilizar métodos terroristas y señaló la complicidad de los aliados occidentales. Foto: AFP
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"Siguiendo sus instrucciones, llegó a Moscú y recibió un artefacto explosivo improvisado y lo colocó en un scooter eléctrico que aparcó en la entrada del edificio residencial donde vivía Ígor Kirílov", continúo Petrénko.
El sospechoso colocó el explosivo en un patinete que dejó cerca de la entrada del edificio donde residía el general ruso. La bomba, con una potencia equivalente a 300 gramos de trilita, fue activada de forma remota mediante señales de radio.
El ejecutante recibió la promesa de "una remuneración de 100.000 dólares" y la oportunidad de establecerse "en un país europeo", según declaró a los investigadores.
La explosión fue tan intensa que rompió los cristales de las ventanas de las tres primeras plantas del inmueble. Las imágenes del lugar muestran la entrada del edificio completamente destruida y llena de escombros, con dos cuerpos en el suelo cubiertos de nieve y restos de sangre visibles.
El martes en Kiev, una fuente de los servicios de seguridad ucranianos (SBU) se atribuyó la responsabilidad del asesinato, acusando al general de "crímenes de guerra" el día anterior.
En respuesta, el Kremlin apuntó contra Kiev: "Está claro quién encargó este acto de terrorismo. Y se demuestra una vez más que el régimen de Kiev no se priva de métodos terroristas", declaró el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov.
Asimismo, la cancillería rusa acusó a los aliados occidentales del gobierno ucraniano de ser "cómplices". "Todos los que se congratulan por estos ataques o que deliberadamente callan sobre ellos son cómplices", indicó la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zajárova, acusando a los aliados de Ucrania de "aprobar los crímenes de guerra".
El general Kirílov, de 54 años, fue sancionado en octubre por Reino Unido por presuntamente enviar armas químicas para ser utilizadas en Ucrania.