Wu Bingjian, más conocido como Howqua, marcó una era en el comercio global al convertirse en el hombre más rico del mundo durante la primera mitad del siglo XIX. Con una fortuna estimada en 26 millones de dólares de la época, equivalentes a varios miles de millones en la actualidad, su influencia trascendió fronteras, llevando su impacto desde el puerto chino de Cantón hasta las principales ciudades de Estados Unidos.
En el siglo XIX, el comercio exterior chino estaba estrictamente regulado bajo el Sistema Cantón, que limitaba las operaciones extranjeras al puerto de Cantón y otorgaba un monopolio a los comerciantes del Cohong. En este entorno controlado, Howqua sobresalió por su capacidad para mantener relaciones fructíferas con agentes internacionales.
Gracias a su producción de té en la provincia de Fujian, Howqua abasteció de manera eficiente a la Compañía Británica de las Indias Orientales y, más tarde, a empresas estadounidenses. En 1830, su empresa suministró más de 50.000 cajas de té, representando un 18 % de las exportaciones totales hacia Europa y América. Según el historiador Alain Le Pichon, Howqua fue “el Bill Gates chino de su tiempo”.
Howqua no se limitó al comercio de productos como té y algodón; también incursionó en inversiones estratégicas en Estados Unidos. Estrechó lazos con John Murray Forbes, quien lo consideraba su mentor financiero. A través de Forbes, Howqua invirtió en proyectos clave como el Ferrocarril Central de Michigan, estableciendo un precedente en las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos.
Además, su colaboración con empresarios estadounidenses fue esencial para el desarrollo del comercio bilateral. Forbes y otros magnates recurrieron a los préstamos de Howqua para financiar sus empresas. Esto marcó el inicio de una relación económica que, siglos después, sigue siendo fundamental para el comercio global.
A pesar de su éxito, Howqua enfrentó desafíos insuperables en el contexto de los conflictos que marcaron a China en el siglo XIX. La Primera guerra del Opio (1839-1842) puso fin al Sistema Cantón y abrió los mercados chinos al comercio libre, pero también debilitó el monopolio del Cohong. La guerra forzó a Howqua a contribuir con grandes sumas de su fortuna, incluyendo un millón de taeles de plata para pagar indemnizaciones impuestas por los británicos.
La Rebelión Taiping (1850-1864) agravó la situación financiera de su familia. Sus herederos, obligados a vender propiedades en Estados Unidos, vieron desaparecer gradualmente la fortuna que había acumulado. En 1891, Russell & Co., la empresa que gestionaba sus inversiones en América, se declaró en quiebra, lo que marcó el final de la dinastía comercial de Howqua.