El gobierno de Lula da Silva no apoya de manera explícita la posible incorporación de Venezuela al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Esta postura fue expresada por Celso Amorim, el asesor especial para Asuntos Internacionales del presidente brasileño. Desde Brasilia, parecen no encontrar suficientes argumentos que justifiquen la inclusión de su país vecino en este bloque de importantes economías globales.
Celso Amorim explicó que el grupo BRICS "necesita países que puedan contribuir", y añadió que "hay que ir despacio", ya que no tendría sentido expandirlo de manera excesiva, advirtiendo que podría convertirse en un nuevo G-77, que agrupa a más de 130 países en vías de desarrollo o subdesarrollados. En una entrevista con CNN, el principal asesor en política internacional del presidente Lula también cuestionó las capacidades comerciales de Venezuela bajo el control del chavismo. Además, su postura sugiere que el fraude electoral en las elecciones presidenciales venezolanas del pasado 28 de julio también ha influido en la falta de respaldo a la inclusión de Venezuela en el bloque.
Lula da Silva no apoya de manera explícita la posible incorporación de Venezuela. Foto: El Mundo
La razón detrás de esta postura es que Luiz Inácio Lula da Silva ha exigido al gobierno de Nicolás Maduro que demuestre la legitimidad de la victoria que el Consejo Nacional Electoral (CNE) le otorgó sobre Edmundo González Urrutia. Celso Amorim, quien estuvo presente en Caracas como observador del proceso electoral, ha sido testigo directo de la situación. Desde entonces, el gobierno de Brasil ha asumido un papel de mediador, junto con Colombia, oscilando entre el respaldo al gobierno venezolano y la contención de sus aspiraciones más allá del 10 de enero de 2025, fecha establecida para la toma de posesión de un nuevo mandato presidencial. La oposición al ingreso de Venezuela en el grupo BRICS es una manifestación más de esta delicada posición.
El tema de la posible incorporación de Venezuela a los BRICS podría ser tratado durante la cumbre que se celebrará en Kazán, Rusia, del 22 al 24 de octubre, donde se evaluará la oferta que Nicolás Maduro hizo meses atrás. Desde Caracas, el líder venezolano lanzó una advertencia a Estados Unidos y a "sus asociados en el mundo", amenazando con entregar los bloques petroleros y gasíferos de Venezuela a los aliados del grupo BRICS si Washington cometía lo que calificó como "el error de su vida", según informó la agencia EFE. Aunque no detalló a qué "error" se refería, sus declaraciones coincidieron con un momento de alta presión internacional por la publicación de los resultados electorales, sin actas, que el CNE chavista anunció a favor del régimen.
Maduro también ha ejercido presión sobre el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, cuya postura de izquierda ha moderado tras forjar alianzas con otros sectores que le permitieron llegar al poder. El dictador venezolano ha fortalecido su relación con grupos políticos marxistas en Brasil, como el Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST), en un aparente intento de influir en la política interna brasileña.
A pesar de estas maniobras, Maduro aún no cuenta con los méritos necesarios para que Venezuela sea admitida en los BRICS. Actualmente, los 11 miembros del grupo concentran el 47,6 % de la producción mundial de petróleo y el 39 % de las exportaciones petroleras a nivel global. El objetivo del bloque, según Vladímir Putin, es reducir la relevancia del dólar en el comercio mundial. No obstante, Venezuela presenta una producción petrolera en declive, muy lejos de los más de tres millones de barriles diarios que alcanzaba en 1998, antes de la llegada de Hugo Chávez al poder.