El gigante de los neumáticos Bridgestone se ha convertido en el último gran patrocinador olímpico que anuncia que no renovará su acuerdo con el Comité Olímpico Internacional, como ya hicieron recientemente Panasonic y Toyota.
Bridgestone justificó su decisión por el deseo de centrarse en los deportes de motor.
Pero los analistas no descartan otros motivos, como el fiasco de los Juegos de Tokio-2020, celebrados un año después y sin público por la pandemia del covid-19, el creciente desinterés de los más jóvenes por los Juegos o la deriva de un evento "cada vez más político", como dijo el presidente de Toyota, Akio Toyoda.
El contrato de patrocinio de Bridgestone con el COI termina este año y el fabricante de neumáticos anunció este miércoles que no lo renovará, poniendo fin a una década de colaboración.
No obstante, la marca japonesa aseguró que sigue "creyendo firmemente en la visión del COI de 'construir un mundo mejor a través del deporte'" y en el objetivo del Comité Paralímpico Internacional (CPI) de crear "un mundo más inclusivo".
"Convencida aún del poder del deporte, la empresa seguirá utilizando los productos neumáticos para 'estimular la innovación'", añadió en un comunicado.
Este anuncio llega unos días después de que otras dos multinacionales japonesas tomaran la misma decisión: el fabricante de automóviles Toyota y el gigante de la electrónica Panasonic.
De los 14 grandes patrocinadores del COI, continúan por el momento 11, entre ellos algunos clásicos como Coca-Cola, Samsung, Visa y Omega y otras empresas recién llegadas como Airbnb y Alibaba.
Si Panasonic justificó su decisión en la necesidad de "adaptar la estrategia comercial" tras 37 años de patrocinio, Toyota sí fue más crítica con el COI.
"Me pregunto desde hace un tiempo si el evento pone realmente a los deportistas como prioridad", declaró Toyoda en un podcast difundido la semana pasada por la cadena de YouTube de la marca , añadiendo que considera que el evento se ha convertido "en cada vez más político".
"Los Juegos Olímpicos deberían simplemente consistir en ver a los atletas de todos los horizontes enfrentarse en todos los desafíos, lograr lo imposible", añadió el presidente del N.1 mundial en venta de vehículos, empresa que aportó unos 835 millones de dólares desde que comenzó su patrocinio al COI en 2015, según los medios especializados.
El exdirector de marketing del COI, Michael Payne, dijo a la AFP que cree que la observación política de Toyota se refería más bien a cómo los políticos locales habían gestionado el aplazamiento y las condiciones impuestas por la pandemia de covid.
"Creo que esa declaración podría tener más que ver con cómo los políticos japoneses politizaron los Juegos, lo que fue una pena", dijo el irlandés de 66 años.
"Destrozaron el potencial de sus propios Juegos, con una perspectiva distorsionada del asunto. Confinamiento para los Juegos pero no para el beísbol o el sumo", añadió.
"Palabrería política en su máximo exponente, es comprensible que los patrocinadores estén hartos con esa actitud", concluyó.
La experiencia de los Juegos de Tokio, con menos exposición mediática por la falta de espectadores, puede haber influido en la decisión de las empresas japonesas, un país cuya población fue en su mayoría contraria a celebrar un evento que quedó manchado por los escándalos de corrupción y el sobrecoste.
Pero Munehiko Harada, profesor de economía del deporte y presidente de la Universidad de Salud y Ciencias del Deporte de Osaka, pone el foco en el hecho de que "el valor comercial de los Juegos ha caído de manera espectacultar".
"La audiencia televisiva en Estados Unidos es muy baja y compite con otros muchos contenidos disponibles, como los X Games o el Mundial de la FIFA", indicó este especialista entrevistado por la AFP.
"Las sedes de los Juegos Olímpicos están limpias, lo que impide ver los logos de las empresas en los terrenos de competición, cuando en otros deportes sí se ven las marcas en los estadios", añadió.
Harada apunta a otros factores: "Cuando las empresas son sensibles a los factores medioambientales, sociales y de gobernanza, los escándalos que rodean a los Juegos Olímpicos pueden ser fuente de críticas por parte de los accionistas".
Y la cada vez mayor presencia de la geopolítica en los Juegos, como la polémica participación de los deportistas israelíes, puede provocar un rechazo de las firmas, concluyó Harada.