Donald Trump ha obtenido una victoria decisiva en las primarias republicanas de New Hampshire tras superar a su rival más cercana, Nikki Haley. Con un margen de victoria más estrecho de lo previsto, Trump capturó el 53% de los votos, en comparación con el 46% de Haley, según los últimos recuentos. Este resultado no solo reafirma la fuerte influencia dentro del Partido Republicano, sino que también marca un momento crucial en la carrera hacia las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
El presidente Joe Biden reconoció que este triunfo de Trump podría asegurar la nominación republicana para el exmandatario. “La carrera presidencial está tomando forma, y los resultados de New Hampshire son una señal clara”, afirmó Biden.
Mientras tanto, Haley, en una conferencia de prensa posterior a los resultados, reconoció la victoria de Trump, pero enfatizó que la batalla está lejos de terminar y mencionó que todavía hay docenas de estados por recorrer en la carrera.
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New Hampshire, conocido por ser un "estado péndulo" en las elecciones presidenciales, ha jugado un papel significativo en la historia política de Estados Unidos. Su posición temprana en el calendario de primarias lo convierte en un indicador crítico de la viabilidad de los candidatos.
Este año no fue la excepción, con casi 80 millones de dólares gastados en anuncios por los candidatos y organizaciones políticas, lo que subraya la importancia estratégica del estado en la carrera hacia la Casa Blanca.
La campaña de Trump en New Hampshire se caracterizó por una mezcla de publicidad intensiva y mítines que atrajeron a grandes multitudes, una táctica que ha sido efectiva para él en el pasado.
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Por otro lado, Haley optó por un enfoque más enfocado en el contacto directo con los votantes, organizando eventos más pequeños y discusiones de mesa redonda. A pesar de su derrota en New Hampshire, la estrategia de Haley podría dar frutos en los próximos estados, donde la dinámica de las primarias puede variar significativamente.