En busca de convertirse en una institución más diversa, el Vaticano comunicó, tras una serie de consultas, que personas transexuales pueden bautizarse “como el resto de fieles” y convertirse eventualmente en padrinos o madrinas. La medida fue confirmada por el papa Francisco y su prefecto, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, quienes respondieron esta y otras interrogantes al obispo de San Amaro en Brasil, José Negri.
Si bien la carta fue firmada el último 31 de octubre, recién fue publicada este miércoles 8 de noviembre. En ella, la Congregación para la Doctrina de la Fe indica que “un transexual, que también se hubiera sometido a un tratamiento hormonal o a una intervención quirúrgica de reasignación de sexo, puede recibir el bautismo con las mismas condiciones del resto de fieles”.
El papa Francisco respondió una serie de interrogantes sobre la participación de la comunidad LGBT en la Iglesia. Foto: composición LR/EFE
Asimismo, indicaron que en el caso de niños o adolescentes transexual pueden ser bautizados si es que están preparados y dispuestos a recibirlo.
Sobre la pregunta de que si parejas del mismo género pueden bautizar a un niño que tuvieron mediante la adopción o la maternidad subrogada, explican que para ello solo “debe darse la fundada esperanza de que será educado en la religión católica”.
Si bien la participación de personas gays y transexuales no estaba prohibida en las ceremonias, la misiva firmada por el papa y la máxima autoridad doctrinaria de la Santa Sede aleja cualquier duda que algún sector conservador que quiera traer a colación
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Sin embargo, el Vaticano indicó que todo esto podrá realizarse siempre y cuando “no haya situaciones en las que se dé el riesgo de generar escándalo público o desorientar a los fieles”, aunque no indicaron qué tipo de acciones o hechos son considerados como tal.
En relación con que una persona trans sea padrino o madrina, indican que, debido a que esto no es considerado como un derecho, “la prudencia pastoral exige que no se permita cuando se verifique un peligro de escándalo, de indebidas legitimaciones o de una desorientación en ámbito educativo de la comunidad eclesial”.