Gloria Polo tenía 36 años cuando un rayo acabó, brevemente, con su vida. Se encontraba en el campus de la Universidad Nacional, en Bogotá (Colombia), junto a su esposo y su sobrino, quien era odontólogo como ella. En el cielo, había signos de una impresionante tormenta.
“Íbamos a recoger unos libros en la Facultad de Odontología. Tratamos de saltar para evitar un gran charco cuando nos cayó un rayo. Mi sobrino murió en fracción de segundos”, contó a El Tiempo.
Su sobrino Olvar Eduardo Polo era devoto del Divino Niño, por lo que siempre llevaba una medalla en el pecho. “Según dictaminaron expertos, el rayo bajó por la sombrilla, le entró a través de la imagen y le afectó el corazón. Sufrió quemaduras internas. Por fuera no se le veía nada”, dice Gloria.
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A Gloria, en cambio, la descarga la atacó por el hombro izquierdo y le arrancó las uñas de las manos, derritió sus anillos y el corrientazo dañó diversos órganos de su cuerpo. Luego tuvo un paro cardíaco. “Mi cuerpo saltaba en medio de un charco electrizado por el rayo y nadie se atrevía a levantarme por temor al corrientazo. Solo hasta después nos pudieron asistir”, expresó.
“Yo no entiendo lo que pasó, solo sé que eso me quitó los senos, me carbonizó por dentro, me quedaron huecos en el cuerpo, me quitó la carne de las costillas y me quemó mis piernas”, contó.
Mientras los ojos se posaban sobre su cuerpo aparentemente muerto, ella “cruzaba un túnel blanco” donde vio a sus bisabuelos y padres ya fallecidos. “Fue un momento pleno, hermoso”, relató. En ese momento, escuchó la voz de su esposo para pedirle que regrese y no se olvide de sus hijos.
Pero no volvió tan pronto. Estuvo tres días en coma y dos meses hospitalizada, tenía politraumatismos y lesiones en el hígado, los riñones y los pulmones. Asimismo, tenía quemaduras de tercer grado para las que fueron necesarias varias operaciones para retirar pedazos de piel.
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La mujer, milagrosamente, se recuperó. Ella atribuye todo a una “segunda oportunidad de Dios”, por lo que desde la tragedia ha dedicado su vida a hablar de Dios y su fe. Los expertos no se explican cómo pudo salvarse, debido a que hay factores que intervienen como la distancia entre sus pies y la distancia entre el punto del impacto.
En el campus de la universidad, quedó por semanas los restos del tronco quemado y un agujero que dejó la descarga eléctrica.