En medio de las calles polvorientas y los estrechos callejones de las comunidades pobres de Manila, Filipinas, se ha forjado una controvertida práctica culinaria conocida como "Pagpag". Este plato, elaborado a partir de sobras de comida recogida de la basura, desafía las convenciones alimentarias y se ha convertido en una realidad cotidiana para aquellos que luchan por sobrevivir en condiciones extremas.
El "Pagpag" surge como una respuesta a la falta de recursos ya la escasez de alimentos en estas comunidades alejadas de la ciudad. Los vendedores ambulantes recolectan restos de comida y desechos de los vertederos locales, en busca de carne que aún pueda ser consumida. Estos desechos son procesados y preparados en pequeñas cocinas improvisadas.
Una vez cocinada, todos los insumos son vendidos a precios asequibles a los residentes de estas áreas, que no tienen acceso a una alimentación adecuada. El plato puede llegar a costar un aproximado de 50 centavos.
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No hay ingredientes específicos, pero lo que los cocineros siempre tratan de buscar más son restos de carne o de huesos, ya que usualmente estos suelen dar más sabor. Sumado a ello, buscan vegetales, marchitos o algún tipo de arroz que otros restaurantes han tirado al tacho. Todo eso lo mezclan y le añaden especias típicas del país filipino para darle color y aroma.
Son varias las personas que consumen este plato a diario, pues en varias zonas pobres se lo logra encontrar fácilmente.
Sin embargo, esta práctica alimentaria no está exenta de riesgos. Las sobras recogidas de la basura puede estar expuesta a diversas enfermedades y contaminantes, lo que representa un grave peligro para la salud de quienes consumen este plato. A pesar de esto, muchas personas se ven obligadas a recurrir al "Pagpag" debido a la falta de opciones y recursos económicos.