El aeropuerto Juancho E. Yrausquin ha sido calificado como uno de los más escalofriantes debido a que tiene la pista más corta y peligrosa del mundo. A causa de sus dimensiones, el Juancho E. Yrausquin supone un gran reto para los pilotos, ya que deben operar quirúrgicamente para no cometer errores.
Esta pista de aterrizaje se encuentra en el mar Caribe, concretamente en Saba, una pequeña isla de 13 kilómetros, con algo más de mil habitantes y a unos 250 kilómetros de Puerto Rico; sin embargo, este territorio es un municipio de los Países Bajos.
El aeropuerto recibió su nombre por el ministro arubeño Juancho Irausquin y la idea de construirlo se atribuye a Remy de Haenen, que también fue la primera persona en aterrizar en él, el 9 de febrero de 1959.
Ha sido reconstruido en 2002 y cuenta con un departamento de bomberos y una torre de control que sirve como asesoramiento, pero no como control de tráfico aéreo, ya que actualmente no se permite que aterricen aviones regionales de hélice o helicópteros, tan solo jets pequeños.
El aeropuerto Juancho E. Yrausquin cuenta con una pista de tan solo 400 metros de asfalto, cuando, por ejemplo, para que un Boeing 747 aterrice y despegue con seguridad, la pista debe tener al menos 2.5 kilómetros de largo.
Además de pequeña, la zona está rodeada de acantilados y altos cerros que dan al mar, lo que hace aún más difíciles las maniobras que deben realizar los pilotos de los BN-2, Twin Otter y el Caravan, ya que son las únicas naves capaces de efectuar las maniobras.
Se ha vuelto popular visitar la pequeña isla conocida como “The Unspoiled Queen” (La Reina Virgen) desde San Martín, otra isla del Caribe, en avión debido a su docena de senderos bien señalizados y por sus actividades de buceo.
La empresa Winair conecta Saba con un avión de tipo Twin Otter cuatro veces al día desde el aeropuerto Princess Juliana. Son unos 20 minutos de vuelo.