Nora Quintanilla. EFE
Si estaba herido en su fuero interno, no lo demostró ante el atril desde el cual se dirigió, en un tono inusualmente calmo y desprovisto de su vociferante energía, a sus seguidores.
Vestido igual que en su comparecencia en Nueva York, Trump denunció el proceso instruido por la fiscalía de Manhattan como una interferencia “a una escala nunca vista” en la próxima carrera electoral, la de 2024, en la que parte como el candidato republicano mejor situado en los sondeos. Trump habló desde su feudo de Mar-a-Lago (Florida), donde vive desde que dejó la presidencia.
Temprano, Trump se presentó ante el juez Juan Merchan para conocer unos cargos que habían permanecido sellados desde el jueves, cuando un gran jurado consideró que existían suficientes pruebas y argumentos en el caso para imputarlo.
Trump, junto con la editora American Media Incorporated (AMI) y su exabogado personal Michael Cohen, “acordaron en 2015 ejecutar una trama de catch and kill (cazar y matar), que es una trama para comprar y suprimir información negativa, para mejorar las posibilidades de que Trump ganara las elecciones”.
Donald Trump queda bajo arresto en Nueva York. Foto: AFP
Esa trama, según la fiscalía, incluyó actividades delictivas como establecer empresas pantalla y la producción de documentos falsos, y la comparó con una “conspiración para promocionar una candidatura por medios ilegales”.
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El fiscal señaló que Trump recorrió “grandes distancias para esconder su conducta”, dando lugar a decenas de entradas falsas en los registros mercantiles de su empresa para “ocultar la actividad delictiva, incluyendo intentos para violar las leyes electorales estatales y federales”.
Tras ganar los comicios, Trump reembolsó a Cohen varios cheques mensuales, recogidos en la imputación, desde un fondo que creó para mantener los activos de la Organización Trump.