El fuego marcó su amor y su destino para siempre. Katia y Maurice Krafft conformaron una pareja de científicos que dedicó gran parte de su vida al estudio de los volcanes, la prevención de las catástrofes y la divulgación de estudios. No se limitaban, sin embargo, a la investigación, pues viajaban al lugar donde la lava brotaba y eternizaban el colosal fenómeno en videos y fotografías.
En el último clip que filmaron, ambos aparecen mirando el monte Unzen, en Japón. Minutos después, la lava arrasó con todo. Sus cuerpos fueron hallados uno al lado del otro. Décadas después del trágico fallecimiento de la pareja, las imágenes forman parte del documental "Fire of Love" que compite por ganar una estatuilla en los Premios Oscar 2023.
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Maurice y Katia se conocieron cuando asistían a la Universidad de Estrasburgo, en Francia, durante 1966. Aunque él era geólogo y ella geoquímica, descubrieron juntos un tema en común que los apasionaba: los volcanes.
"Cuando ves una erupción, no puedes vivir sin ella, porque es tan grande, tan fuerte, que tienes una sensación de insignificancia", decía Katia.
Desde 1968, empezaron a explorar volcanes juntos: registraban las erupciones en video y fotografiaban la lava. Comenzaron a vender el material para solventar sus expediciones.
"Empezamos en vulcanología porque nos decepcionó la humanidad. Y, como un volcán es más grande que los hombres, sentimos que era lo que necesitábamos, algo más allá de la comprensión humana", contó Maurice.
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La erupción del Monte Santa Elena, en Estados Unidos —que dejó 57 muertos— en 1980 y la tragedia del Nevado del Ruiz, en Colombia —donde más de 23.000 fallecieron— en 1985, cambió el rumbo sus excursiones hacia terrenos más arriesgados.
En 1991, viajaron a Japón, cuando se enteraron de que el monte Unzen estaba por entrar en erupción. Sin saberlo, estaban cumpliendo su última misión. Mantuvieron una distancia que pensaban que era segura, junto a científicos, bomberos y reporteros, pero un flujo piroclástico arrasó con todo y ocasionó la muerte de 43 personas.
Katia y Maurice Krafft fueron hallados muertos. Él decía que más que una vida “larga y monótona”, prefería vivir intensamente. Ella mencionó que si fallecía, quería que fuera junto a su pareja.