Vestido con un abrigo naranja, pantalón sucio, y con la mirada perdida, Mesut Hancer, un padre y sobreviviente del catastrófico terremoto de 7.8 que azotó a Turquía, se niega a soltar la mano de su hija muerta bajo los escombros. Esa fue la desgarradora imagen que el fotoperiodista Adem Altan, de la agencia AFP, captó en medio del caos y la destrucción que los terribles sismos han dejado en la ciudad turca de Kahramanmaras.
“Nunca dejó la mano de su hija Irmak, quien murió en Degem”, escribió Altan en su cuenta de Twitter. El cuerpo de la menor de 15 años yace sepultado por toneladas de escombros y encima del colchón donde dormía cuando se desató la catástrofe.
Hancer tiene planeado soltar la mano de su hija cuando los equipos de rescate logren sacar el cadáver de entre los escombros de cemento y él pueda darle una digna sepultura. Hasta el martes todavía no habían llegado ni ayuda ni suministros a Kahramanmaras, una ciudad de más de un millón de habitantes, situada en el sur de la región de Capadocia.
Mesut Hancer sujeta la mano de su hija Irmak, de 15 años, fallecida bajo los escombros en la ciudad turca de Karamanmaras. Foto: AFP
Durante dos días y dos noches desde el sismo de magnitud 7.8, miles de socorristas trabajaron en temperaturas gélidas para encontrar a sobrevivientes bajo los edificios derrumbados a ambos lados de la frontera.
Mesut Hancer se niega a apartarse del cadáver de su hija Irmak, una adolescente de 15 años, sepultada bajo toneladas de piedras en Kahramanmaras. Foto: AFP
El responsable de la Media Luna Roja turca, Kerem Kinik, advirtió que las primeras 72 horas eran críticas en las labores de rescate, pero señaló que estas se veían entorpecidas por las "severas condiciones meteorológicas".
Según las autoridades y fuentes médicas, al menos 9.057 personas murieron en Turquía y otras 2.992 en Siria a causa del temblor de magnitud 7,8, lo que eleva el total de muertos a 12.049.
Con información de AFP