Este 11 de septiembre, se cumplen 21 años de los trágicos atentados registrados en la ciudad de Nueva York en 2001. En esa fatídica jornada, 2.996 personas perdieron la vida, incluidos los 19 terroristas suicidas que, tras secuestrar cuatro aviones, impactaron las torres del World Trade Center con el objetivo de convertirse en “mártires en el paraíso” de su credo religioso.
Tres de los cuatro pilotos de los aviones secuestrados fueron reclutados entre 1999 y 2000 por Osama Bin Laden y Khalid Sheikh Mohammed, un pakistaní que es considerado el cerebro detrás del feroz ataque y que en la actualidad cumple una condena en prisión. El ingeniero egipcio Mohamed el-Amir Awad el-Sayed Atta, Marwan al-Shehhi y Ziad Jarrah habían formado la “célula de Hamburgo” de Al Qaeda, tras conocerse mientras cursaban estudios en la ciudad alemana.
Khalid Mohammed, cerebro detrás de los atentados del 11 de septiembre. Actualmente se encuentra en prisión. Foto: AFP
Un año antes de las convocatorias, Osama Bin Laden había lanzado una fatua contra Estados Unidos y Atta se había convertido en el hombre que necesitaba para llevar a cabo el secuestro de varias aeronaves y estrellarlas contra los edificios emblemáticos de la nación norteamericana. Con el plan en marcha, Atta buscó información sobre los costos de cursos de aviación que serían financiados por la organización terrorista con dinero encubierto.
Asimismo, empezó a reunir un pequeño ejército de 19 hombres, muchos menores de 30 años, y todos de Arabia Saudita, que fueron ingresando a Estados Unidos con visas de país de origen meses antes del ataque. No obstante, pese a que muchos de ellos habían prometido dar su vida por Bin Laden y el islam, sus conductas distaban mucho de la piedad del credo religioso.
Dos de los acompañantes de Atta en el vuelo American Airlines 11 que se estrelló contra la primera torre del World Trade Center, Abdul Azis al-Omari y Satam al-Suqami, contrataron dos prostitutas con dinero de la organización terrorista días antes del atentado. Uno de ellos volvió a llamar a las damas dos veces en un mismo día.
Otro de los 19 terroristas adquirió un servicio de danza privada en Nueva Jersey, días antes de asesinar a uno de los pilotos del vuelo United 93 que cayó en Pensilvania, luego que los pasajeros se rebelaran e intentaran retomar el control de la aeronave.
De la Célula de Hamburgo, se sabía que tres de sus miembros eran bebedores. Ziad Jarrah fue recordado por sus compañeros de la escuela de aviación por ser un buen bebedor de cerveza, mientras que los rostros de Atta y Al-Shehhi se quedaron grabados en el gerente de un bar de Florida por emborracharse juntos durante sus cursos de vuelo.
16 de los 19 terroristas responsables de los atentados del 11 de septiembre. Foto: Infobae
Una vez saciadas las ansias terrenales, los 19 terroristas pusieron en marcha el plan que los llevaría a diferentes aeropuertos para abordar los cuatro aviones que ese fatídico 11 de septiembre fueron testigos de la tragedia. En una carta del equipaje de Atta se podía leer una serie de recomendaciones previas al fatal desenlace:
“Abrace la voluntad de morir y de renovar su lealtad. Aféitese el vello corporal extra y, use colonia. Rece. Familiarícese bien con el plan en todos los aspectos y, anticipe las reacciones y la resistencia del enemigo. Lea Al-Tawabh (Arrepentimiento en el Corán), y reflexione sobre su significado y sobre lo que Alá ha preparado para los creyentes y los mártires en el paraíso. Examine su arma antes de partir y, como le fue dicho, cada uno de ustedes debe afilar su hoja, salir y llevar a cabo su sacrificio”.
Esas palabras fueron el prólogo de lo que vendría después, la tragedia más grande del siglo XXI.