Ayman al-Zawahiri era el segundo después de Osama Bin Laden, pero en realidad era el cerebro que guio a Al-Qaeda a ser el movimiento terrorista más sangriento de los últimos tiempos. Zawahiri, de 71 años, murió en un ataque con aviones no tripulados de la CIA en Kabul durante el fin de semana, informó el presidente Joe Biden en un sentido discurso televisado.
El terrorista egipcio lideraba su propio grupo y fue pionero en los ataques y la matanza indiscriminada de civiles. Cuando en los 90 fusionó formalmente su grupo con Al-Qaeda, implantó estas tácticas, así como la visión de atacar a Occidente.
Él mismo postuló que derrotar al “enemigo lejano” (Estados Unidos) era esencial para contrarrestar al “enemigo cercano” de Al-Qaeda (los regímenes árabes pro occidentales que se interponen en el sueño del grupo de unir a todos los musulmanes).
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“Matar a estadounidenses y sus aliados, civiles y militares, es un deber individual para cada musulmán que pueda hacerlo en todos los países en los que sea posible hacerlo”, escribió Zawahiri en un manifiesto de 1998. Tres años más tarde, ayudaría a planificar los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center y el Pentágono.
Apareció públicamente por última vez en una grabación difundida por Al-Qaeda antes de su fallecimiento por el vigésimo aniversario de los atentados del 11S.
El video se titula “Jerusalén nunca será judaizado”. Se veía al líder con una túnica, barba larga y hablando durante más de una hora sobre diversos temas que abarcaron la causa palestina.
Foto: AFP
La vida de uno de los terroristas más reconocidos del mundo comenzó en un suburbio de clase media alta de El Cairo, que albergaba a muchas familias destacadas de Egipto
Ayman al-Zawahiri nació el 19 de junio de 1951 en Maadi, ciudad que albergaba gran población judía y contaba con más iglesias que mezquitas. El padre de Zawahiri, Mohammed Rabie al-Zawahiri, enseñaba Farmacología y su abuelo materno era presidente de la Universidad de El Cairo.
Era conocido como un joven serio y dotado académicamente. Tuvo gran influencia durante su juventud por uno de sus tíos, Mahfouz Azzam, un crítico del Gobierno de Egipto y por los escritos de Sayyid Qutb, autor e intelectual egipcio, que fue parte de los fundadores del extremismo islamista del siglo XX.
La ejecución de Qutb por parte del Gobierno egipcio inspiró a Zawahiri (de 15 años en aquel entonces) a organizar grupos de jóvenes en una célula subterránea dedicada al derrocamiento de ficha administración y el establecimiento de una teocracia islámica, según un relato de Lawrence Wright en su libro ganador del Premio Pulitzer, “La torre que se avecina”.
El pequeño grupo de seguidores de Zawahiri eventualmente se convirtió en una organización conocida como el Grupo Jihad.
Zawahiri siguió la carrera de Artes Curativas, obtuvo un título en Medicina por la Universidad de El Cairo y sirvió como cirujano al Ejército. Luego de ello, atendió a pacientes en una clínica de la ciudad patrocinada por la Hermandad Musulmana, grupo de oposición política islamista sunita. Posteriormente, se casó con Azza Nowair, la hija de una familia egipcia millonaria con la que tendría un hijo y cinco hijas.
Durante el periodo de trabajo en la clínica de la Hermandad Musulmana, Ayman fue llevado múltiples veces a campos de refugiados a lo largo de la frontera de Afganistán y Pakistán, donde curó heridas de los muyahidines que luchaban contra los soviéticos en Afganistán y conoció a Bin Laden.
En aquel momento, al egipcio le preocupaba administrar su propio movimiento revolucionario. Por ello, su grupo, Jihad, empezó con una serie de complots a principio de los 80 para asesinar a líderes egipcios. El grupo terrorista tuvo un papel determinante en el asesinato del presidente egipcio Anwar Sadat el 6 de octubre de 1981.
Zawahiri fue a prisión, junto a cientos de sus seguidores. Luego de tres años de condena, fue liberado y, afirmaría en unas memorias, que fue torturado durante la carcelería, lo que potenció su decisión de destruir al Gobierno de Egipto.
Después de su liberación, pasó años nómadas que lo llevaron a vivir en Afganistán. En 1997, Zawahiri ayudó a planear un ataque contra turistas extranjeros en las ruinas de Luxor, en Egipto, que cobró la vida de 62 personas, en los que se incluía turistas japoneses, una niña británica de 5 años y cuatro guías.
Muchos de los egipcios sintieron rechazo por lo ocurrido y el apoyo a Ayman se evaporó. Por ello, anunció que sus operaciones en Egipto ya no eran posibles y que la batalla se trasladaba a Israel, donde su grupo, Jihad, se fusionó oficialmente con Al-Qaeda, Osama Bin Laden.
Zawahiri era el asesor principal de Bin Laden durante los primeros ataques terroristas de Al-Qaeda: las arremetidas con bombas de 1998 contra las embajadas estadounidenses en las capitales de Kenia y Tanzania, en las que murieron cientos de seres humanos.
Tres años más tarde, desde la base de Al-Qaeda en Afganistán, ayudó a supervisar y planificar los ataques del 11 de septiembre de Nueva York y Washington.