La región del Darien se ha convertido en un escenario constante de noticias en torno a los migrantes que día a día intentan cruzarlo. La frontera, delimitada por un extenso bosque, separa de forma natural Colombia y Panamá. En ese contexto, los médicos que atienden a los miles de caminantes que pasan por la zona en busca de un futuro mejor tienen mucho que contar.
El doctor Suárez atendiendo a un paciente en una de las estaciones del Instituto Gorgas en la Selva del Darién. Foto: Instituto Gorgas/BBC
“Lo que más impacta a los migrantes es ver muertos por la jungla o la violencia”, contó a la BBC el venezolano José Antonio Suárez, uno de los médicos del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud de Panamá, que tiene instalada cuatro estaciones de consulta para los migrantes que a menudo pasan por dicha área.
Mientras era entrevistado, Suárez atendía a un anciano de unos 60 años que viajaba con dos niños de 4 y 5 años. Al inicio, el galeno pensó que los pequeños eran los nietos del hombre. Más tarde descubrió que los menores eran hijos de una mujer haitiana, quien se los entregó al no tener más fuerzas para caminar.
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“El grado de desespero es tal que un padre puede soltar a un hijo con un desconocido para que se lo lleve al medio de la selva”, señaló el galeno.
En el mismo centro de consulta, el epidemiólogo panameño Roderick Chen-Camaño escuchaba el testimonio de un migrante venezolano que vio a una madre haitiana desplomarse en la selva. Tras presenciar la muerte de la fémina, el viajero dijo que observó cómo el esposo de la mujer tomó a uno de los dos niños que iba con él y lo arrojó por el precipicio.
El migrante trató de detener al hombre, pero no pudo. Acto seguido, el dolido esposo aventó a su otro niño, y luego se lanzó al vacío, contó.
Médicos del Instituto Gorgas han atendido a miles de personas que intentan cruzar el Darién. Foto: Instituto Gorgas
Para Chen-Camaño, escuchar historias como estas no es algo nuevo. El médico manifestó que, después de cada jornada, sale física y mentalmente exhausto.
“Pensé que estaba preparado, que no vería nada nuevo. Pero fue una experiencia completamente nueva. Tengo tres hijos y veo la cara de ellos en cada niño que atraviesa ese lugar”, relató.
Las mujeres ni los niños tampoco están a salvo de los abusos en la selva. “Muchos son víctimas de robos y violaciones en la selva, aunque nadie cuenta quiénes cometen esos delitos. Los migrantes solo quieren llegar a Estados Unidos”, sostuvo Suárez.
“No esperaba tanto sufrimiento ni tantas dificultades”, reveló para el medio inglés la pediatra panameña Yesenia Williams. “Había niños sin nombre que nacieron en la travesía. Otros llegaban solos. Todos tenían la mirada perdida. Han sido testigos de cosas que no deberían vivir”, añadió.
La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) calcula que 133.000 personas atravesaron el Tapón del Darién en 2021. La nacionalidad de la mayoría era cubana, venezolana y haitiana. En el presente año, según este organismo, se ha registrado un aumento de migrantes que provienen de Venezuela.