Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) es el primer papa alemán desde 1057, nació en la localidad alemana de Marktl, en la diócesis de Passau, el 16 de abril de 1927, en el seno de una familia humilde, y su padre fue maestro y policía. Su papado duró casi ocho años, del 19 de abril del 2005 al 28 de febrero del 2013.
Ratzinger renunció al pontificado. Tras esa acción, el religioso ha salido en muy pocas ocasiones de los muros leoninos, una vez para visitar a su consanguíneo en el hospital y en junio de 2020, cuando viajó hasta Ratisbona para visitar a su inseparable hermano gravemente enfermo.
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El papa emérito Benedicto XVI cumplió, a mediados de abril, 95 años, recibiendo las felicitaciones de diversas partes del mundo durante su estancia en el monasterio Mater Ecclesiae, en el Vaticano, donde se apartó tras su renuncia en febrero de 2013, débil físicamente, pero siempre lúcido, aseguró por aquellos días su secretario personal, Georg Gänswein.
Gänswein se ocupa de todas sus gestiones, aseguró a la revista italiana Oggi que el papa alemán está “débil en lo físico, pero la cabeza siempre le funciona muy bien”.
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Georg le ayuda en su día a día, concelebrando la misa para después escuchar música en su sofá. Incluso, el secretario afirmó que “ha retomado su habitual paseo por los jardines vaticanos”.
Hace algunas semanas, una revista publicó algunas fotos del Joseph Ratzinger, que en silla de ruedas paseaba por los jardines vaticanos, siempre de blanco y ataviado con una gorra para repararse del sol.
La salud de Benedicto XVI no permitirá grandes celebraciones como en el pasado, cuando su hermano, Georg, que falleció en julio de 2020, venía a visitarle y también se enviaban músicos y cerveza de su Baviera natal.
El Papa Emérito Benedicto XVI es ayudado por su secretario, Georg Gaenswein, durante una ceremonia religiosa de 2015. Foto: AFP
Los últimos meses no han sido fáciles para Benedicto XVI, tanto que su secretario aseguró, en la entrevista a Oggi, que está convencido de que hay “un plan diabólico” para minar la credibilidad del papa emérito.
Para Gänswein, en el mundo de habla alemana hay una tendencia que intenta atacar el pontificado y la obra teológica de Ratzinger, y también dañar a la persona.
Benedicto XVI tuvo, a principios de febrero, que salir al paso de las acusaciones sobre cómo había gestionado algunos casos de sacerdotes acusados de abusos a menores cuando era arzobispo de Múnich y que había surgido en el informe redactado por la Iglesia alemana sobre la pederastia.
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En una histórica declaración pública, Benedicto XVI afirmó: “He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia católica. Tanto más grande es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares”.
No obstante, a finales de junio, un hombre denunció a Benedicto XVI por no haber tomado medidas contra el clérigo Peter H., acusado de pederasta. Si la demanda procede, sería histórico, ya que sentaría un precedente en la lucha de Alemania contra los abusos que cometió la Iglesia contra los cientos de individuos que alzaron su voz como víctimas de violaciones.
Tras este contexto, durante las últimas horas del 11 de julio se anunció falsamente la muerte de Benedicto XVI. Posteriormente, se conoció que se trató de una desinformación que generó revuelo en las redes sociales.
Con información de EFE