Israel utilizó un “arma química indirecta” al atacar un almacén de productos agroquímicos en Gaza el año pasado, reveló un estudio de la organización palestina de derechos humanos Al-Haq, al denunciar lo que considera un “crimen de guerra” que causó problemas sanitarios y ambientales en la zona.
“El ataque al almacén de Khudair, y a otros objetivos industriales similares, indica un intento directo de usar el contenido químico de objetos civiles contra la población palestina de la Franja de Gaza en forma de arma química indirecta”, asegura el informe de la recién creada unidad de investigación de arquitectura forense de Al-Haq.
El estudio, difundido esta semana y realizado en colaboración con Forensic Architecture, una agencia de investigación con sede en Goldsmiths, Universidad de Londres, analizó el ataque aéreo perpetrado el 15 de mayo de 2021 por fuerzas israelíes contra el almacén agroquímico de Khudair, en el norte de Gaza, durante la más reciente guerra entre Israel y la Franja.
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El almacén de Khudair albergaba más del 50% de los suministros agrícolas de la Franja de Gaza, por lo que era especialmente importante para la agricultura de la zona. En su interior, contenía equipos agrícolas de plástico o nailon, así como sustancias pesticidas y fertilizantes.
Según el informe, el almacén albergaba 18.000 litros de Kontos, un insecticida altamente tóxico e inflamable que en caso de incendio puede liberar cianuro de hidrógeno, un gas potencialmente mortal. El almacén también contenía otras sustancias que pueden producir una reacción tóxica cuando se exponen al fuego o al calor extremo.
Los investigadores de Al-Haq concluyeron que Israel “no atacó con proyectiles explosivos”, sino con municiones M150 Smoke HC 155 mm, un nuevo tipo de proyectil desarrollado por el fabricante de armas israelí Elbit Systems que emite humo de alta densidad.
El impacto de esos proyectiles produjo un incendio que propagó una nube química sobre un área de unos 5,7 kilómetros, la misma que causó entre los habitantes de la zona “una serie de irritaciones y enfermedades de la piel (…), así como dos abortos espontáneos”, apuntó el estudio.
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El ataque también generó importantes daños medioambientales, ya que los residuos químicos del incendio se filtraron al suelo, lo que podría haber contaminado aguas subterráneas, añadió.
El experto en municiones Chris Cobb-Smith explicó en el informe que no podía haber “ninguna justificación militar” para disparar municiones “intrínsecamente inexactas” y altamente inflamables en esa zona densamente habitada.
”Actuando con conocimiento de causa, las fuerzas de Israel crearon un arma química mediante la destrucción de productos agroquímicos”, aseguró Al-Haq, al sostener que este ataque “equivale al uso indirecto de un arma química y cumple los requisitos de un crimen de guerra según el derecho penal internacional”.