Rusia anunció este viernes 8 de abril la expulsión de la oficina de Amnistía Internacional (AI) en Moscú, así como las de otras 14 ONG como Human Rights Watch (HRW) o Carnegie Endowment for International Peace (CEIP), de su lista de organizaciones internacionales extranjeras por “violaciones a la legislación rusa”.
“El cierre de Amnistía en Rusia es solo el último de una larga lista de organizaciones que han sido castigadas por defender los derechos humanos y decir la verdad a las autoridades rusas”, denunció la secretaria general de AI, Agnès Callamard.
“En un país donde decenas de activistas y disidentes han sido encarcelados, asesinados o exiliados; donde los medios independientes han sido calumniados, bloqueados u obligados a autocensurarse; y donde las organizaciones de la sociedad civil han sido proscritas o liquidadas, algo deben estar haciendo bien si el Kremlin intenta callarte”, expresó Callamard.
Además de las organizaciones antes mencionadas, también han tenido que cerrar, entre otras, las alemanas Fundación Friedrich Ebert —con oficina en San Petersburgo—, Fundación para la Libertad Friedrich Naumann y Fundación Konrad Adenauer con sede en Moscú; la suiza Fundación Aga Khan y el estadounidense Instituto para la Educación Internacional.
“Las autoridades están profundamente equivocadas si creen que al cerrar nuestra oficina en Moscú detendrán nuestro trabajo de documentar y denunciar las violaciones de derechos humanos”, insistió la secretaria general de AI.
“Nunca dejaremos de luchar por la liberación de los presos de conciencia (...). Continuaremos defendiendo la capacidad del periodismo independiente para informar hechos reales, libres de la intervención del Gobierno ruso”, enfatizó.
Asimismo, prometió luchar para que los responsables de cometer graves violaciones, “ya sea en Rusia, Ucrania o Siria”, se enfrenten a la justicia.