El AN-225 Mriya fue destruido en la guerra que sostienen Rusia y Ucrania. El avión fue considerado el más grande del mundo tras su creación en los años 80 del último siglo y cuya función principal era movilizar el transbordador soviético Burán.
Una de sus curiosidades es que no fue construido para fines militares. De hecho, a pesar de ser creado en la Unión Soviética, exactamente en Ucrania, su uso nunca fue para la guerra, aunque las tropas rusas lo destruyeron hace unos días.
En noviembre de 2004, la Federación Aeronáutica lo incluyó dentro de los Récord Guinness por su capacidad para cargar 189.980 kg en un solo vuelo. Inicialmente, la URSS planificó crear tres ejemplares, pero lo altamente especializado del diseño, su gran tamaño y el alto costo del programa motivó a que solo se haga uno solo.
Mriya realizó presentaciones aéreas en los cielos de Canadá, Gran Bretaña y Estados Unidos, lo que causó mucha admiración. Los ingenieros que la crearon recibieron ofertas de todo tipo y una de ellas fue convertir el aeroplano en un crucero VIP volador con camarotes privados, salas para los pasajeros, tiendas, restaurantes y un casino.
En 1991, el programa Burán se paralizó y perdieron su cuidado. Con el tiempo fue desmantelado y abandonado a su suerte. Ucrania heredó el avión, pero en ese momento no tuvieron los recursos para hacer que vuelva a los cielos nuevamente.
En la década del 2000, la demanda por el transporte de cargas pesadas crecía constantemente y en su respuesta se creó Antonov Airlines, que usó una flota de AN-124 y AN-22. Sin embargo, no se pudieron realizar algunos transportes de mayor peso, por lo que la idea de revivir a Mriya, tras 10 años sin volar, era un deseo compartido.
En 2002, lo que parecía irreal sucedió. El avión retornó a los aires, pero con una función distinta a la de su creación original. Para esta ocasión fue usado como transporte de mercancías muy pesadas, como locomotoras, satélites, aviones, camiones y medicina.
La emoción por verlo descender de los aires era tan grande que la gente se juntaba en las pistas de aterrizaje. Factor que desencadenó en la unión de las personas por apreciar esta inmensa obra de la ingeniería que fue destruida por miembros militares rusos en el aeropuerto de Hostomel, sede de Antonov Airlines, y donde se encontraba en mantenimiento.