Agnieszka T. estaba embarazada de gemelos cuando un fuerte dolor de estómago la hizo acudir al hospital el último 21 de diciembre. En ese entonces, los médicos le informaron que era un malestar asociado al embarazo múltiple y la mandaron a su casa. Dos días después, la mujer fue internada nuevamente y se confirmó la muerte de un feto.
A pesar de las súplicas por ser atendida, Agnieszka no fue sometida a la extracción del feto muerto por las estrictas leyes antiaborto de Polonia. Seis días después, el 29 de diciembre, recibió la terrible noticia de que el otro feto también había muerto.
Aun así, con dos embriones descomponiéndose dentro de ella, la mujer tuvo que esperar hasta el 31 de diciembre para ser sometida a un aborto. Sin embargo, la salud de la mujer de 37 años, madre de tres niños, empezó a decaer, hasta el extremo de terminar en estado vegetativo. El 25 de enero fue declarada muerta.
Tras la difusión del caso, el primer hospital que atendió a Agnieszka aseveró que su mal estado de salud se debía a una dieta inadecuada. Sin embargo, señalaó que tras la muerte del primer feto se decidió esperar, ya que “existía la posibilidad de salvar al segundo embrión”, pero que, luego el fallecimiento de este, “la decisión de interrumpir el embarazo se dio de manera inmediata”.
La Policía de Polonia abrió una investigación para determinar si hubo un homicidio involuntario; además, se está a la espera de los resultados de la autopsia para saber las causas exactas de la muerte, según los medios locales.
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La muerte de Agnieszka ha desatado protestas en todo el país; decenas de personas se reunieron frente al Tribunal Constitucional para expresar su rechazo ante la prohibición del aborto en Polonia, según The Guardian.
“Seguimos protestando para que nadie más muera”, dijo a los medios polacos Marta Lempart, organizadora de las protestas. “La prohibición polaca del aborto mata. Otra persona ha fallecido porque no se realizó a tiempo el procedimiento médico necesario”, añadió.
En el país la ley de aborto solo aplica en casos de violación, incesto o si la vida de la madre está en riesgo, pero esta última condición provocó la indignación de los ciudadanos y ciudadanas, ya que afirman que eso no se tuvo en cuenta para salvar a Agnieszka, porque fue obligada a llevar dos fetos muertos en su vientre.