La ingeniera Ashley Kosak, extrabajadora de SpaceX, ha denunciado “la misoginia rampante” y los supuestos casos de acoso sexual en la compañía de Elon Musk. La mujer asegura que no tuvo otra opción que abandonar la empresa, pues el área de Recursos Humanos no respondía a sus quejas.
Kosak, que trabajó en SpaceX durante cuatro años, contó que unas semanas después de que llegara allí, uno de los internos la abusó sexualmente. Si bien lo reportó a un compañero de trabajo, el departamento de RR. HH. no tomó medidas para prevenir más incidentes de este tipo, por lo que continuó viviendo en la misma residencia que su acosador.
Durante los siguientes dos años, se enfrentó, dice, a un “sinnúmero” de abusos, pero sus quejas quedaron sin respuesta. “Debido a mi posición débil en la empresa, me sentía impotente”, prosigue la mujer, que ahora trabaja en Apple.
Ashley Kosak cuenta que algunos de los empleados “abrazan a las mujeres sin su consentimiento, las miran fijamente mientras trabajan y utilizan cualquier evento social relacionado con la empresa como una oportunidad de salir o ligar con las mujeres de la oficina”.
“Todos y cada uno de los hombres que me acosaron eran tolerados a pesar de la llamada política de lucha contra la intolerancia y los imbéciles”, declara Kosak. Además, destacó que a pesar de que supuestamente era posible enviar quejas anónimamente, los administradores podían ver a los autores de las quejas.
La exempleada comparó al CEO de SpaceX, Elon Musk, con “un hombre sádico y abusivo” con quien había mantenido una relación.
“Elon hace promesas de las que no se hace responsable, cambia las reglas constantemente, quita innecesariamente los recursos a las personas que trabajan al borde del agotamiento y luego manda mensajes amenazantes para recordarles que sus esfuerzos nunca serán suficientes”, revela Kosak.
La mujer se pregunta cómo podría ser la vida en el Marte de Elon Musk. “Tal vez sería similar a la de SpaceX”, sugiere. Subraya que la misoginia en la compañía es “rampante”.
Ashley Kosak no fue la única mujer en destapar los oscuros secretos de la empresa de Musk. En noviembre, una exempleada de la principal fábrica de autos eléctricos Tesla en San Francisco, Jessica Barraza, demandó a la compañía por someter presuntamente a sus trabajadoras a “condiciones de pesadilla” y por pasar por alto “el sexismo rampante”.
Al menos, seis mujeres más siguieron el ejemplo de Barraza y también demandaron a la empresa de Musk.
“La planta de Tesla se parece más a un sitio de construcción arcaico y tosco o a una residencia de estudiantes (casa de la fraternidad) que a una empresa de vanguardia ubicada en el corazón de la progresista bahía de San Francisco”, se lee en una de las demandas.