El 14 de noviembre se realizarán las elecciones legislativas en Argentina, en las que se cambiará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio de la de Senadores; los comicios serán la prueba de fuego para el Gobierno de Alberto Fernández, quien está por cumplir dos años en el mandato.
En las primarias obligatorias (PASO) de setiembre, la coalición de unidad peronista a la que pertenece el actual presidente argentino, el Frente de Todos (FdT), consiguió el 31% de los votos, mientras que la oposición de Juntos por el Cambio (JxC), partido del exmandatario Mauricio Macri, salió triunfante con 40%, al sumar el sufragio de todo la nación sudamericana.
Tras meses de pandemia del coronavirus y una crisis económica que ya venía de la Administración de Macri, pero que se agravó de tensiones al interior del FdT, el oficialismo quedó lejos del casi 48% que había obtenido en las presidenciales de 2019, cuando venció a JxC con una diferencia de 8 puntos.
En el Frente de Todos estiman que tienen algún margen si incrementa la participación, que en las PASO fue de poco más del 66%. Mucho de ese voto es el que salió a buscar el oficialismo durante la campaña electoral. Todos los esfuerzo se van a la provincia de Buenos Aires, tradicional bastión peronista y corazón del kirchnerismo, en el que habitan cerca de un tercio de los habitantes de Argentina. Un empate allí, probablemente, sea considerado como un éxito para el FdT.
El sufragio, en el que se eligen 127 diputados de un total de 257 y 24 senadores de 72, determinará la relación de fuerzas en el Congreso. Para el Gobierno es fundamental tratar de conservar algo del margen de maniobra que en la actualidad tiene.
Por otra parte, si se repiten los resultados de las PASO en las ocho provincias que eligen representantes para la Cámara Alta, el oficialismo perdería no solo la mayoría, sino también el quórum propio en el Senado, que dirige Cristina Kirchner, en calidad de vicepresidenta del país. Por eso, quiere revertir los resultados en la provincia de La Pampa, en el centro de Argentina, donde también fue vencido por Juntos por el Cambio.
En diálogo con France 24 en Español, el politólogo Pablo Touzón sostuvo: “Si el peronismo retiene La Pampa, mantiene el quórum, formalmente”. Pero eso no afirma, según el especialista, que los gobernadores peronistas, que hoy están enfilados con el FdT, permanezcan de la misma manera.
Por otra parte, en la Cámara de Diputados habría una relación de fuerzas más equilibrada, porque ahora el oficialismo, que es primera minoría, dejaría de serlo. Un gobierno desgastado en ambas Cámaras tendría más complicado sacar proyectos legislativos propios, especialmente en un contexto de postpandemia, en el que podría pensar en avanzar con políticas no asociadas con la emergencia sanitaria.
Además de cualquier revisión impositiva o una reforma judicial, en la que el Gobierno reitere desde el inicio del mandato, se verían con mayores obstáculos.
El Parlamento también debería aprobar un eventual pacto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el reto financiero de Fernández, que busca reestructurar un préstamo de 45.000 millones de dólares de la entidad, para no tener que afrontar los pagos de la parte más gruesa de esa deuda, que deberían cancelarse hasta 2023, cuando habrá elecciones presidenciales en Argentina.
El economista argentino Eduardo Levy Yeyati considera que el lunes comienzan en Argentina “dos años de continuo deterioro y de aumento de las distorsiones” económicas.
En entrevista con El País, el decano de la escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella describió la situación económica actual del país. “Desde el punto de vista social, no podríamos estar peor. Hace mucho tiempo que la situación social no está tan mal y por tanto tiempo”, explicó.
“Desde el punto de vista macroeconómico, que es la otra cara, Argentina venía de caer un par de años por la crisis iniciada en 2018 cuando le impactó la pandemia, y difícilmente recuperemos en los próximos años el producto perdido desde entonces. Tenemos una economía que invierte cada vez menos, entonces el crecimiento potencial es modesto, por no decir que tiende a cero. Es además una economía jaqueada por temporalidades (cambio de políticas cada dos o cuatro años)”, añadió.
Para Levy, las primarias pusieron en evidencia que esa idea de que yo voto al que me da planes sociales ya no es comprobable. “Si el domingo se confirman los resultados luego de este plan consumo y alegría estaremos ante un cambio de actitud. La gente dirá basta de cheques, dame inclusión, trabajo y servicios”, expresó.
“Pienso que la principal ambición de Alberto Fernández es ser un expresidente, quiere llegar. De la misma forma que el Gobierno de Cambiemos decía ‘queremos terminar el mandato’. La situación es muy y el Gobierno es consciente de su incapacidad de gestión, no solo la oposición. Y no creo que el kirchnerismo intente un golpe o medidas extremas, porque nunca dieron señales de eso”, concluyó.