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Infierno en el mar: cómo los alemanes se ensañaron con la Armada británica cerca de Chile

El 1 de noviembre de 1914 tuvo lugar la batalla naval más inusual de la Primera Guerra Mundial. A continuación, conoce cómo dos potencias navales pugnaron cerca de las costas latinoamericanas.

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La batalla comenzó a las 7.03 p. m., cuando los alemanes abrieron fuego contra el enemigo, y duró 50 minutos. Foto: captura de Sputnik News

Se conoce que la Primera Guerra Mundial se desarrolló sobre todo en Europa; sin embargo, varias batallas también tuvieron lugar en sitios muy distantes: América Latina no fue una excepción. El 1 de noviembre de 1914 marcó el inicio de una nueva etapa en el conflicto armado. La guerra llegó al mar chileno y muy cerca de las costas de la actual región de Biobío se produjo una batalla naval que pasó a ser conocida como la Batalla del Día de Todos los Santos o la Batalla de Coronel.

La escuadra naval de Asia Oriental de la Marina de Guerra alemana, bajo el comando del vicealmirante Maximilian von Spee, llegó a las costas sureste del océano Pacífico. La escuadra teutona era capaz de poner en peligro los suministros del nitrato de sodio chileno que se usaba para producir las sustancias explosivas que eran importantes para los beligerantes. Los británicos tenían que actuar rápido, por lo tanto, el mando naval británico decidió enviar sus escuadras a América del Sur.

Los buques militares británicos pronto llegaron a las islas Malvinas donde se reagruparon y se dirigieron a las costas de Chile bajo el comando del almirante Christopher Cradock. Las tripulaciones británicas estaban mal entrenadas y, además, estaban compuestas de reservistas. Los alemanes también contaban con tripulaciones más experimentadas, especialmente en comparación con las británicas.

La hora X

La escuadra alemana se acercaba al puerto chileno de Coronel. Pronto, todos los buques alemanes que se encontraban en la zona se reunieron en las aguas cerca de la ciudad. Los británicos que acababan de llegar a Coronel estaban sorprendidos por la gran cantidad de buques germanos. Los alemanes también esperaban que se enfrentarían solo a un crucero enemigo.

Las dos escuadras se hicieron frente a una situación precaria, así que tuvieron que actuar rápido y elaborar una táctica para la próxima batalla in situ. Los marineros teutones tenían la ventaja por su mejor experiencia.

Después de la puesta del sol las condiciones resultaron ser incluso más favorables para los marineros alemanes porque las naves militares británicas se veían muy bien sobre el horizonte iluminado. Mientras tanto, los buques germanos apenas eran visibles lo que iba en acuerdo con el plan de von Spee. El humo de sus buques molestaba a los comandantes británicos, mientras que las lentes de sus miras telescópicas eran casi inútiles porque el agua salpicaba sobre ellas.

Los marineros teutones también tuvieron una ventaja porque los británicos no eran capaces de usar una parte de su artillería que se encontraba en la parte inferior de sus buques, demasiado cerca del agua, así que las piezas de artillería resultaron inundadas.

La batalla comenzó a las 7.03 p. m., cuando los alemanes abrieron fuego contra el enemigo, y duró 50 minutos. Culminó con la victoria alemana y dos cruceros británicos destruidos, con 1.654 tripulantes británicos muertos. La causa principal de la pérdida de la Armada británica se debió a numerosos errores en la estrategia inglesa, y en gran medida era la culpa del almirante Christopher Cradock.

Los buques militares alemanes contrarrestaban a las naves militares británicas anticuadas con piezas de artillería antiguas. Aunque la táctica británica tenía enormes fallos, los alemanes honraron la valentía de sus adversarios. Sin embargo, es importante entender que el ataque ordenado por Cradock fue un riesgo seguro, ya que el almirante estaba al tanto de las ventajas de los alemanes. Expertos creen que el alto rango naval británico quería causar el mayor daño posible a los alemanes a toda costa.

La pérdida británica causó un gran daño a la reputación de la Armada británica, pero pronto Londres vengó la muerte de sus marineros en una batalla que tuvo lugar cerca de las islas Malvinas el 8 de diciembre de 1914: los ingleses hundieron a un grupo de cruceros germanos sin sufrir bajas ni daños considerables.