Más de uno de cada siete adolescentes de 10 a 19 años en todo el mundo tiene un problema de salud mental diagnosticado y casi 46.000 adolescentes se suicidan cada año, una de las cinco principales causas de muerte para este grupo de edad. Así lo refleja el informe anual de Unicef sobre la situación de la infancia en el mundo, difundido este martes y centrado, en esta ocasión, en la salud mental.
El estudio titulado “Estado mundial de la infancia 2021. En mi mente: promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia”, el análisis más completo de Unicef sobre salud mental, señala que es “innegable” el impacto de la pandemia en el bienestar emocional de los niños y adolescentes. Como ejemplo, en España: el 58,3% de entre 15 y 24 años dice sentirse a menudo ansioso, nervioso y preocupado.
Sin embargo, este análisis también revela que antes de la COVID-19, la infancia y la juventud ya sufrían estos problemas “sin que se hicieran las inversiones necesarias para solucionarlos”, en donde se encuentran los grupos especialmente vulnerables, como quienes ya tenían algún trastorno mental previo, las víctimas de violencia, los niños migrantes, solicitantes de asilo y los que están en riesgo de pobreza infantil. A estos grupo vulnerables se le ha añadido los niños que han sufrido aislamiento, separaciones y/o duelos debido a la pandemia.
A pesar de que el impacto de la pandemia en la salud mental y el bienestar emocional de los niños y adolescentes es “innegable”, la agencia de las Naciones Unidas afirma que si cuentan con el entorno y las herramientas adecuadas, “la mayoría serán capaces de normalizar sus vidas y tener una evolución positiva”.