La pandemia del coronavirus ha hecho que Estados Unidos afronte un aumento de muertes, el cual es agravado por la predominancia de la variante Delta del SARS-CoV2. Mientras, Idaho, uno de los estados con menos vacunados del país, padece un duro golpe en sus hospitales, morgues y funerarias, las cuales están funcionando más allá de sus límites.
Dave Salove, quien dirige una funeraria en la localidad de Boise, Idaho, contó al diario The Washington Post que las víctimas mortales han abarrotado la sala de refrigeración de 16 ranuras que disponen y que ese mismo escenario se repite en otros locales.
Asimismo, con el intento de evitar las morgues improvisadas de la primera ola, dispuso de un remolque refrigerado que, sin embargo, se llenó en cuestión de una semana “Apenas lo había instalado y teníamos que empezar a usarlo”, contó Salove.
La muertes de los residentes de Idaho alcanzan las 2,573 personas según información de la División de Salud Pública del estado. La cifra representa 150,7 muertos por cada 100.000 personas.
Al respecto, Robert Kim-Farley, experto en enfermedades infecciosas de la Facultad de Salud Pública Fielding de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), señaló: “Idaho está teniendo su tsunami viral en este momento”.
Tal es la gravedad de la atención sanitaria en dicho estado, que a inicios del verano, los funcionarios autorizaron el racionamiento de la atención médica por primera vez en su historia.
Por otro lado, el forense Dotti Owens sostuvo ante el Post que su oficina manejó 18 muertes por coronavirus solo el pasado miércoles, una cifra muy elevada para un día. También señaló que a veces, por falta de espacio en las morgues, han tenido que almacenar los cuerpos hasta el día siguiente.
“Si las funerarias no pueden procesarlas, incinerarlas o enterrarlas lo suficientemente rápido, o si están llenas, tenemos que llevarlas. No podemos dejarlos en el hospital “.
Cabe precisar que, en Idaho, la mayoría de las últimas muertes y situaciones críticas se han dado en pacientes que no han recibido ninguna dosis del esquema de vacunación. Los estudios han demostrado que la vacunación completa es necesaria para evitar casos graves de hospitalización y posibles muertes, incluso con la variante Delta.
Pese a que durante la pandemia ha visto morir a más de 100 pacientes con COVID-19, al doctor Matthey Trunsky aún le impresiona que muchos sean escépticos de la enfermedad y las vacunas. La tarde del 11 de septiembre, tras culminar una jornada de 12 horas, descargó su frustración en un post de Facebok, donde enumeró las frecuentes respuestas que ha recibido de sus pacientes.
Trunsky es neumólogo y director de la unidad de cuidados paliativos del hospital Beaumon, en Michigan, Estados Unidos, y declara estar “emocionalmente cansado” debido a que su profesión es desestimada por sus propios pacientes.
“En los últimos dos días laborales he escuchado lo siguiente: “Usted está mal, doctor. Estoy muy sano. No tengo covid. Estoy bien”, escribió acerca de una persona que, en realidad, luchaba por su vida en una cama del hospital.
En su testimonio, también relató que una vez un paciente le exigió, bajo amenaza de enjuiciarlo, que le suministren ivermectina, un medicamento que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) no ha autorizado para tratamiento contra el coronavirus.
Ante la posibilidad de perder la vida, incluso otros han contestado: “Prefiero morir antes que vacunarme”. Foto: Liz Debeliso/Beaumont Health