Chile empezará a escribir su nueva constitución el próximo 4 de julio, jornada en la que se celebrará la primera sesión de la Convención Constitucional, informó este domingo 20 de junio el presidente Sebastián Piñera.
La sesión inaugural de la convención tendrá lugar en la sede del Congreso Nacional de Santiago de Chile y estará dedicada a elegir a un presidente y un vicepresidente.
A partir de ahí, el órgano constituyente, compuesto de forma paritaria —algo inédito en el mundo— por 155 delegados, que incluyen a 17 representantes de pueblos indígenas, tendrá nueve meses, prorrogables en tres, para elaborar una nueva carta fundamental, que será sometida en 2022 a un referéndum con voto obligatorio.
Los 155 integrantes fueron elegidos en las urnas los pasados 15 y 16 de mayo, en el marco de un proceso constituyente que nació de un acuerdo entre los partidos políticos para sofocar las protestas ciudadanas que estallaron en octubre de 2019 contra el modelo socioeconómico de la nación.
“Esta Convención Constitucional será un hito histórico. Por primera vez en nuestra historia estaremos escribiendo democráticamente una nueva Constitución para Chile. (...) Representa una gran oportunidad para lograr acuerdos amplios y sólidos, que permitan dar origen a una Constitución que sea reconocida y respetada por todos”, señaló Piñera.
En su alocución desde el Palacio de La Moneda (sede del Gobierno), el mandatario manifestó que la misión que tienen los constituyentes “exigirá grandeza, visión, sabiduría y patriotismo”, ya que deberá lograr acuerdos por dos tercios de los integrantes de la convención para ir aprobando disposiciones.
Piñera también recordó los límites que tendrá el trabajo de los constituyentes, que si bien tendrá “importantes grados de autonomía”, no tiene entre sus misiones gobernar ni legislar, tareas que corresponden al Gobierno y al Congreso.
Asimismo, subrayó que la convención “no puede atribuirse el ejercicio de la soberanía, ni asumir otras atribuciones que no le hayan sido expresamente conferidas”.
El jefe de Estado respondió así al llamado que la semana pasada hizo un grupo de constituyentes para “hacer efectiva la soberanía popular” de la convención y a no ajustarse a los límites establecidos para su trabajo en el acuerdo de las fuerzas políticas en noviembre de 2019 que dio inicio al proceso constituyente.
Los 155 constituyentes electos para la Convención representan a diversos sectores políticos, sociales, culturales y étnicos del país, siendo las personas sin militancia en partidos políticos tradicionales las que componen la mayor fuerza a la interna del organismo (48).
El sorpresivo éxito de los independientes en las elecciones constituyentes de mayo, a juicio de expertos, supuso la ratificación final de la profunda crisis de representatividad que sufren los partidos políticos tradicionales chilenos.
La labor del Ejecutivo durante el proceso será prestar apoyo técnico, administrativo y financiero para la instalación y funcionamiento de la Convención Constitucional.
La actual carta magna de Chile se remonta a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y está considerada por algunos sectores como la camisa de fuerza que sostiene el sistema neoliberal del país, lo que la llevó a ser el objetivo a cambiar durante las protestas sociales de los últimos años para avanzar hacia un Estado de bienestar social.