El estudio Violencia Sexual en Asia del Sur de la organización defensora de derechos de las mujeres Equality Now y Dignity Alliance International ha revelado que todavía se utilizan los exámenes vaginales o la ‘prueba de los dos dedos’ para determinar si un niña o mujer ha sido víctima de violencia sexual en India, Nepal y Sri Lanka.
El procedimiento ha sido calificado como “una violación de los derechos humanos en sí misma” por Divya Srinivasan, coautora del informe. En esta prueba, el médico introduce dos dedos en la vagina de la mujer para determinar si ocurrió la agresión sexual o si la denunciante había tenido relaciones sexuales antes.
“Es degradante e inhumano. No se trata solo de si ha ocurrido una violación, sino que es como poner a prueba tu virginidad “, expresó Sumeera Shrestha, directora ejecutiva de la organización nepalí Mujeres por los Derechos Humanos.
Además, algunos tribunales se refieren a esta práctica en las sentencias, a pesar de que no tiene base científica y está prohibida en India. Shrestha señaló que, en Nepal, la prueba se utiliza para demostrar que las supervivientes de violación eran “inmorales”.
Países como Bangladesh, Bután, Maldivas, Nepal y Sri Lanka todavía permiten las pruebas que detallan la vida sexual de la víctima para desacreditarlas. “Los códigos penales en Sri Lanka y Bangladesh dicen específicamente que en los casos de violación se puede presentar evidencia de ‘carácter inmoral’ pasado. (...) La violación se considera una ofensa contra la castidad y el honor”, indica Srinivasan.
La prueba vaginal de dos dedos es uno de los factores que hacen que el proceso para denunciar y obtener justicia sea desgastante y emocionalmente perjudicial para las mujeres en estos países.
Asia: víctimas de violación aún enfrentan pruebas vaginales, según estudio
El informe revela que los procesos judiciales demoran muchos años y los funcionarios son susceptibles al soborno. Además, existen múltiples testimonios de que la Policía se niega a investigar denuncias en Bangladesh, India, Nepal y Sri Lanka.
Las sobrevivientes y sus familias en Nepal reciben amenazas para retirar las acusaciones. “Las mujeres están amenazadas. También los defensores de los derechos humanos que apoyan a las mujeres están amenazados. (...) Cuando trabajamos con viudas que han sido violadas por familiares, no pueden decirlo abiertamente porque (el perpetrador) amenaza a sus hijos”, advierte Shrestha.
El estudio plantea varias soluciones para enfrentar el estigma y las injusticias en los casos de violencia sexual, como capacitar a funcionarios de justicia y profesionales de salud, así como sancionar a los oficiales que no reportan estas denuncias.