Los científicos consideran que el exceso de peso se convertirá en el principal factor de riesgo para desarrollar cáncer en el futuro. Actualmente, tener sobrepeso y obesidad deja vulnerables a las personas al daño tisular y al desarrollo de tumores, de acuerdo con los expertos.
En el Reino Unido, nuevas investigaciones han relacionado más de doce tipos de cáncer con la obesidad y el sobrepeso, lo que lo posiciona como el segundo factor de riesgo después del tabaquismo. Linda Bauld, profesora de la Universidad de Edimburgo, advierte que las medidas adoptadas por la pandemia han impactado en un aumento en el peso de las personas tras reducir la actividad física o comer en mayor cantidad comida chatarra.
“Necesitamos comer mejor, pero está igualmente claro que el ejercicio regular también es muy importante para la prevención del cáncer”, dijo a The Guardian la profesora Linda Bauld de la Universidad de Edimburgo.
Para Bauld, quien presidirá las sesiones de una conferencia virtual, Cancer Prevention - Physical Activity , del 23 al 25 de febrero, cada vez más personas han dejado de fumar, mientras que un mayor número ha generado obesidad y sobrepeso. De acuerdo con su análisis, en el 2040 la obesidad superará al tabaquismo como la principal causa prevenible de cáncer en las mujeres. El mismo patrón se espera en los hombres los siguientes años.
La experta señala que las investigaciones han encontrado que una mejor actividad física beneficia a las personas que sufren de cáncer de mama y de intestino. Además, los que han sido tratado por tumores primarios, tienen más posibilidad de que la enfermedad no regrese si sigue una rutina de ejercicio más frecuente con dietas mejoradas.
Otros estudios recientes revelan también que el ejercicio puede favorecer a los pacientes con otros cánceres. Uno financiado por Cancer Research UK experimentó con ratones y los dividió en dos grupos. El primero fue destinado a llevar a un vida sedentaria, mientras que el otro grupo debió correr 30 minutos en cintas, tres veces por semana.
Los resultados revelaron que el ejercicio suave redujo los niveles de inflamación del hígado, algo que puede provocar tumores. Asimismo, mejoró el metabolismo en los ratones más viejos e incluso en aquellos que tenían una enfermedad hepática avanzada.
“Queríamos ver si el ejercicio en ratones, fundamentalmente, una rutina suave que puede reflejar el ejercicio que pueden lograr las personas más frágiles, podría ayudar a revertir el deterioro inmunológico y ayudar a reducir el riesgo de desarrollo de tumores hepáticos”, sostuvo el profesor Derek Mann, quien dirigió el estudio.
Otra investigación realizada también por Cancer Research UK demostró que más de 135.000 casos de cáncer —aproximadamente cuatro de cada 10 casos británicos— podrían prevenirse cada año si se realiza un cambio en el estilo de vida relacionado con la actividad física.
Esto se explica, según los investigadores, porque la grasa extra no se queda quieta alrededor de nuestro cuerpo, sino que se mantiene activo y envía señales a otros órganos y tejidos. En consecuencia, puede afectar el crecimiento, el metabolismo y los ciclos reproductivos, lo que la células pueden considerar como una indicación para dividirse con más frecuencia y provocar así cáncer.
“El verdadero problema es tener demasiada grasa en nuestros cuerpos. Sin embargo, hay mucha evidencia de que ayudar a las personas a volverse más activas puede hacer mucho bien”, asegura Linda Bauld.