Los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) visitaron este miércoles 3 de febrero el Instituto de Virología de Wuhan, objeto de una controvertida teoría que coloca como posible origen del coronavirus a esta ciudad china.
La inspección de este instituto, que cuenta con varios laboratorios de alta seguridad donde los investigadores trabajan con peligrosos coronavirus, era una de las etapas más esperadas de la investigación del equipo de la OMS.
El régimen comunista esperó más de un año para autorizar la visita de los expertos de la agencia de la ONU, que tuvieron que someterse a una cuarentena de 14 días antes de comenzar el trabajo la semana pasada.
Con semejante demora, muchos analistas dudan de que los expertos internacionales hallen indicios reveladores del comienzo de la epidemia.
El convoy de vehículos pasó el control de seguridad en la mañana del miércoles para entrar en el Instituto de Virología. Uno de los expertos, Peter Daszak, dijo a la prensa que el equipo de una decena de investigadores esperaba “un día muy productivo y hacer todas las preguntas que deben hacerse”.
Más tarde, Daszak tuiteó que se trató de un “encuentro extremadamente importante con el personal” y una “discusión abierta y franca”. Pero por el momento no hay respuestas definitivas.
Los expertos de la OMS estuvieron unas cuatro horas en las instalaciones, antes de retirarse sin hablar con la prensa que aguardaba afuera.
Policías con uniformes negros y mascarillas se ubicaron en la calle para separar a la multitud de reporteros de los vehículos.
Según el medio de prensa estatal Global Times, el equipo visitó también el laboratorio P4, el primero de máxima seguridad en Asia equipado para manipular agentes biológicos de tipo 4, como el ébola, que representan un alto riesgo individual de contagio y que además son muy dañinos para la vida.
China, que niega ser responsable de la irrupción de la epidemia en 2019, da a entender, sin demostrarlo, que el virus pudo haber sido importado. Foto: AFP
El expresidente estadounidense Donald Trump acusó a este instituto de Wuhan (centro de China) de dejar escapar al virus que causó la COVID-19, provocando la pandemia.
Su secretario de Estado, Mike Pompeo, insistió el año pasado en que había “evidencia significativa” de que el virus salió del laboratorio, sin presentar pruebas y admitiendo que no tenía certeza al respecto.
China, que niega ser responsable de la irrupción de la epidemia en 2019, da a entender, sin demostrarlo, que el virus pudo haber sido importado.
Pekín insiste en cambio en su éxito en contener los contagios y en su producción de vacunas, exportadas a varios países.
El sábado 30 de enero, sus autoridades organizaron un recorrido con el equipo de la OMS para mostrar la recuperación de la ciudad desde el estallido de la pandemia.
Un día después, los expertos visitaron el mercado donde se detectó el primer foco de contagio más de un año atrás, una etapa “crucial” en la misión de la OMS, según Daszak.
Esta viróloga despertó interrogantes en una entrevista en junio de 2020 a una revista científica estadounidense, en la que afirmó que estuvo preocupada en un principio por la posibilidad de que el virus hubiese escapado del laboratorio.
Pero inspecciones posteriores revelaron que ninguna de las secuencias de genes coincidía con los virus almacenados en el instituto. “No he pegado ojo por varias noches”, dijo. Incluso más adelante afirmó que “apostaba su vida a que el nuevo coronavirus no tenía nada que ver con el laboratorio”, según medios estatales chinos.