La carrera para dar con una vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 no tiene precedentes. Hay más de 200 candidatas en pruebas, de las cuales menos de cinco están en fase 3. Casi en todas la inversión de recursos tanto públicos como privados han sido considerables, por lo cual surge la interrogante sobre su propiedad.
“Muchos defienden que la vacuna debería estar libre de patentes para ser un bien público”, dijo, entrevistado por La República, el director del Departamento de Análisis y Desarrollo Global del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona (España), Rafael Vilasanjuán, quien reconoció que es algo improbable.
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Diversos expertos sostienen que el virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, puede permanecer por un largo tiempo. De hecho, el último viernes 31 de julio la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que los efectos de la pandemia se sentirán durante décadas.
Fase de desarrollo de las principales vacunas. Infografía: La República
“Parece poco probable —que la vacuna contra el coronavirus no tenga patentes, según Vilasanjuán— y menos para una enfermedad que puede quedarse y que va a requerir adaptación a nuevas formas del virus”.
La OMS ha informado que se han comprometido 3.400 millones de dólares para financiar las pruebas, medicinas y vacunas contra la COVID-19. Estados Unidos auspicia las de Moderna y Pfizer; Reino Unido la de Oxford; y China las de Sinovac y Sinopharm, por mencionar las más avanzadas.
Dado que es “poco probable” que no haya un sistema de patentes, el experto resaltó que deben implementarse mecanismos innovadores en cuanto a la propiedad intelectual para evitar obstáculos y que la vacuna pueda ser accesible y de manera equitativa.
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“En este sentido hay algunos mecanismos que ya se han activado, como la propuesta de crear un ‘pool’ de patentes, que permita ceder la propiedad (no regalarla) sin beneficio o con un beneficio mínimo, en la fase aguda de la epidemia”, señaló a este diario.
El multimillonario estadounidense Bill Gates, quien ha donado ingentes cantidades de dinero para luchar contra la pandemia, pidió hace unas semanas distribuir las vacunas a los más necesitados y no a quienes paguen más.
Para el integrante del ISGlobal, la propiedad intelectual puede afectar la distribución, “pero no tanto como esa escasez en la capacidad de producción que puede hacer que a algunos países llegue dentro de dos o tres años”.
En su opinión es muy posible que hayan varias vacunas contra la COVID-19 y eso contribuiría a la competencia para evitar monopolios, empero el problema es que “no se podrá producir para dar respuesta a todas las necesidades al mismo tiempo”.
“Se calcula que la producción de dos mil millones de dosis se alcanzaría en un año desde la obtención de la primera vacuna. Eso quiere decir que en el caso de que la vacuna sea de una sola dosis, el primer año solo cubriría un 20 % de las necesidades mundiales”, alertó Vilasanjuán .
De hecho, la vacuna que desarrolla Moderna junto al Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas estadounidense, inició este lunes 27 de julio su fase 3, en la cual 30.000 voluntarios recibirán dos dosis inyectadas con 28 días de diferencia.
Vilasanjuán apuntó que en un escenario de ese tipo se abriría un “enfrentamiento” entre las economías más grandes del mundo, “pero como contrapartida no quedarían vacunas para el resto”.
Luis Alberto Arias, expresidente del Banco de la Nación (BN), aseguró a La República que el Perú contará con los recursos para adquirir la potencial vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2.
“Moderna ha anunciado un precio de 50-60 dólares. Perú necesitaría 32 millones de dosis, que costarían entre 5.600 y 6.720 millones de soles”, precisó el economista.