Mientras que muchos países en el mundo libran todavía su más fuerte batalla contra el nuevo coronavirus, Nueva Zelanda acaba de anunciar su victoria. Este 8 de junio la ministra Jacinda Ardern dio por terminadas las medidas restrictivas asumidas y anunció la vuelta a la normalidad en el territorio.
“Hoy, 75 días después, estamos listos”, sostuvo la mandataria durante una conferencia de prensa tras informar que el último caso activo de COVID-19 recibió el alta médica. Ubicado actualmente en el nivel más bajo de alerta por la pandemia, la estrategia de Nueva Zelanda se convierte así en una de las más eficientes para la contención del virus.
El pasado 28 de febrero, el territorio oceánico registraba su primer caso de infección por el coronavirus SARS-CoV-2. Dos semanas después —con apenas seis contagios—, la ministra Ardern decidió tomar acciones severas.
Dispuso una cuarentena obligatoria de 14 días para quienes llegaran al país, sin excepción. Unos días después se asumió el cierre de fronteras y varias medidas basadas en un sistema de alertas de cuatro niveles.
“Aún habiendo registrado casos tempranos, Nueva Zelanda ha tenido una política exitosa, ya que implementó medidas bastante estrictas”, opina para La República el Dr. Jaime Labarca, jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
El 23 de marzo, el gobierno neozelandés contaba 100 contagios por COVID-19 y su alerta ya se encontraba en el nivel tres. Se ordenó entonces el confinamiento total de la población por un mes y el país ingresó a su siguiente y último nivel.
“No me disculpo. Este es un momento sin precedentes”, expresó Ardern en aquella ocasión.
"Sigue las reglas y quédate en casa. Actúa como si tuvieras COVID-19. Esto salvará vidas”, indicaba por su parte un documento emitido por el gobierno.
El 29 de marzo se informó la primera muerte; sin embargo, los casos de infección fueron disminuyendo, evidenciado la efectividad de las medidas.
“La cuarentena efectiva permitió un buen control con respecto al contacto. Esto, a u vez, permitió que no ocurran nuevos contagios y así es como se disemina la infección”, manifiesta Labarca
Pero el éxito de Nueva Zelanda no solo se debe a la implementación temprana o a la severidad de sus disposiciones. En esta victoria, jugó un rol importante el seguimiento personalizado en cada caso de contagio.
Augusto Tarazona, presidente del Comité de Salud Pública del Colegio Médico de Perú, cree que, al no tener un número elevado de infecciones por coronavirus, el país pudo realizar eficientemente la intervención en cada paciente. Esto posibilitó que los enfermos no continuarán propagando el virus.
“Han localizado muy bien sus casos y, en comparación de Perú, nos gana en su nivel de seguimiento. Ellos hicieron seguimiento a toda la linea de probables contagios que han tenido", sostiene.
Nueva Zelanda presenta reforma de legalizar del aborto. Foto: Difusión
“Esto no pasa aquí. Por ejemplo, del bus con destino a Huánuco que reportó pacientes positivos no han encontrado a todas las personas. Eso es una debilidad como estado. En Nueva Zelanda, esa fue su fortaleza”, agrega Tarazona.
Durante el confinamiento, los neozelandeses limitaron el contacto con sus familiares y con las personas que convivían. La dureza con que se asumieron las medidas fue tanta que incluso el entonces ministro de Sanidad, David Clark, fue degradado de su puesto por haber dado un paseo familiar.
La misma Ardern, quien diseñó las disposiciones, fue rechazada por un restaurante que había superado su número de aforo.
Ahora bien, ¿por qué otras naciones que acataron órdenes similares a Nueva Zelanda no han tenido el mismo resultado? La respuesta es “oportunidades”.
Labarca considera que el gobierno neozelandés tiene muchos factores a su favor. Para empezar, su ubicación geográfica es bastante satisfactoria. El país está compuesto por dos islas que pueden ser fácilmente cerradas.
“Controlar el problema interno es más fácil. Tiene una sola entrada que posibilita los casos importados y lograr que esta se mantenga cerrada es crucial", expresa.
“En cambio, en Perú, por ejemplo, aunque se llegara a tener cero casos internos, siempre habrá preocupación de que lleguen otros importados por el norte, el sur o las vías marítimas y aéreas. Tiene múltiples puertas de entrada”, añade.
A estos factores se le suma también el poder económico, la cultura de su sociedad y las condiciones sanitarias, opina Tarazona.
“Es un país desarrollado y homogéneo en cuanto a su nivel socioeconómico. Su ingreso percápita en salud es muy elevado en comparación con otros de su mismo nivel y aún mucho más con respecto a nuestro país”, resalta.
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Además, en regiones subdesarrolladas como Chile y Perú, mantener el aislamiento es complicado. El hacinamiento es un común denominador y los hogares no se encuentran debidamente condicionados.
“La infraestructura de las casas debe permitir el aislamiento, pero en estos países no es posible en los sectores pobres. Hay muchas personas en una sola casa compartiendo espacios por necesidad”, advierte Labarca.
En suma, Nueva Zelanda le debe su éxito principalmente al liderazgo del gobierno, a sus estrictas medidas y a las condiciones geográficas, culturales y políticas.