La 73 sesión de la Asamblea Mundial de la Salud celebrada en Ginebra (Suiza) este año fue particular, la mayoría de países se pronunció de forma virtual debido a la pandemia del coronavirus. Y en ella se lanzó un duro mensaje, cuando el mundo se acerca a los cinco millones de contagiados.
En sus palabras de apertura el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que en menos de cinco meses el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, “ha rodeado el mundo”.
“A pesar de todo el poder económico, militar y tecnológico de las naciones, este pequeño microbio nos ha humillado”, subrayó Tedros en una declaración citada por la OMS en su portal web. “Si este virus nos está enseñando algo, es humildad. Tiempo de humildad”, llamó.
Hasta el momento hay 4 887 720 casos confirmados y 319.957 víctimas mortales, según Worldometers, sitio web de referencia de estadísticas en tiempo real.
“Pero los números ni siquiera comienzan a contar la historia de esta pandemia (...). Los impactos en la salud de la pandemia se extienden mucho más allá de la enfermedad y la muerte causadas por el virus en sí”, indicó Tedros.
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El jefe de la OMS resaltó que esto es “mucho más que una crisis de salud” porque cientos de millones de personas han perdido sus empleos y la economía global se dirige hacia su contracción más aguda desde la Gran Depresión de 1929.
“El miedo y la incertidumbre abundan (...). La pandemia ha sacado lo mejor —y lo peor— de la humanidad”, subrayó el doctor, al tiempo que recordó que la COVID-19 ha provocado hechos inéditos en las potencias.
Las ciudades más grandes del mundo “extrañamente silenciosas” a causa del confinamiento, restaurantes o escuelas cerradas, e incluso simplemente darse la mano como un posible “peligro para la vida”, son ejemplos de lo especial que es el coronavirus, apuntó Tedros.
Sumado a esto, insistió en su llamado a los países a que tomen todas las medidas preventivas necesarias a la hora de la desescalada e indicó que la emergencia es un recordatorio de la “relación íntima y delicada” entre las personas y el planeta.
“Todos los esfuerzos para hacer que nuestro mundo sea más seguro están condenados al fracaso a menos que aborden la interfaz crítica entre las personas y los patógenos, y la amenaza existencial del cambio climático que está haciendo que nuestra tierra sea menos habitable”, resaltó.