Por María José Vargas y Ernesto Carrasco.
La economista venezolana Adriana Esperanza Guerrero Escalante vive en el Perú desde hace dos años. Antes de migrar, en su país tenía un taller de costura y una tienda. Al llegar a Lima, tenía el propósito de continuar su proyecto económico, pero encontró una nueva oportunidad, se especializó en pintura sobre porcelana, y ahora elabora diseños y pinturas sobre vajillas, y también crea piezas decorativas.
“El asunto de salir de Venezuela ya tenía cierto tiempo rodando sobre la vida de nuestra familia. La situación era insostenible. Fui víctima de persecución política adicionalmente. La situación económica y de inseguridad fue presionando cada vez más hasta que la decisión se hizo definitiva. Salí por la situación política y social tan terrible que vivimos nosotros los venezolanos”, contó.
“Resido aquí desde hace dos años y seis meses. Me desempeño como pintora sobre porcelana. Es mi trabajo principal. Tenía un empleo en una empresa como asistente de marketing digital. Era la encargada del diseño gráfico e investigación documental. Pero ahora estoy dedicada a mi emprendimiento artístico y diseño. Dándole con fuerza y tratando de que crezca”, explicó Adriana.
De manera regular ella envía dinero a Venezuela para solventar el costo de una enfermera para el cuidado de su mamá. Además, hace hincapié en la difícil situación que va en aumento en su país. “Cada vez se me hace poco, pero allá les alcanza. Extraño a la familia. Extraño muchísimo a mi mamá, a mis hermanas, tener esa alegría de poder compartir con ellas. Vernos como siempre, los fines de semana, en ocasiones especiales. Pero cada vez extraño menos el país porque Venezuela está en una situación tan difícil que no se extraña vivir sin agua, sin electricidad, sin gas, preso por la delincuencia. No poder salir ni al cine. Obviamente esas cosas no puedo extrañarlas”.
Adriana en tono sereno lanza un pequeño suspiro y explica que “extraño el cielo de Venezuela. Los primeros ocho meses aquí fueron muy duros, terribles para mí, Por eso me dediqué a muchas cosas, a estar siempre activa. Yo vine esta vez sin pasaje de regreso con la idea de que no regresaba porque no tenía ninguna lógica. Hasta que descubrí que hay un grupo Voces venezolanas, los busqué y canto con ellos. Entonces, cantar, además de mi actividad artística me hace sentir muy llena. Tengo un grupo bellísimo de amigos y amigas y poco a poco he ido haciendo más amigos, y ya me siento más en casa”.
Ella, en alguna circunstancia he sido víctima de discriminación. Eso sucedió al tratar de concretar el arriendo de un espacio. “No, no se puede. No te puedo alquilar Sobre todo porque eres venezolana”, ha sido la disculpa general. Ella dice que lo entiende porque algunos compatriotas suyos han violado las normas, pero, en fin.
“En comparación con muchos (venezolanos que viven en el Perú), la mayoría de peruanos me han recibido muy bien. He recibido su apoyo y colaboración, han sido maravillosos conmigo. Mi balance es positivo totalmente”. Pero a la vez aclara que no se arrepiente de haber salido de Venezuela y dice que solo regresará para visitar a su familia, a su querida madre.
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“Desde que salí de Venezuela han cambiado muchas cosas, la lista es muy larga. Mi vida aquí (en Lima) es como más práctica. Como más simple. Allá estaba pendiente de muchas cosas, tenía que hacer toda una planificación, dónde comprar una cosa, dónde comprar la otra, pasar toda la mañana buscando el efectivo porque no es tan fácil disponer de sencillo (dinero de denominación pequeña) pero aquí, la vida es más sencilla, más fluida. Aquí disfruto de caminar", precisó.
"En Venezuela era imposible, tenía que ir en el carro para hacer la compra más mínima; sin embargo, aquí camino, eso me encanta. Creo que ahora soy más sensible ante la desgracia ajena. Creo que no volveré a ser tan egoísta como en algún momento lo pude haber sido. A tener más empatía”, confesó.
Guerrero Escalante comenta que, a la mujer venezolana, algunos peruanos, la juzgan injustamente por su manera tan demostrativa con su entorno, o por ser tan “abierta y colorida” en su vestir. Sostiene que hay “cuestiones sociológicas, climatológicas”, obviamente diferentes entre ambos países y a las que las mujeres responden, pero ello no significa nada negativo o reprochable.
“He sufrido algunas situaciones incómodas, mis amigas también, por el hecho de ser diferentes, sencillamente es nuestra manera de ser, en Venezuela somos así”, describió la economista y artista plástica.
Dijo, además, que valora mucho el esfuerzo del gobierno peruano de darles facilidades a todos los que llegaron a este país huyendo de la crisis generada por el chavismo, que continúa con Nicolás Maduro y su entorno. Confiada y muy segura en el futuro espera que su mensaje llegue a todos: “Hagamos fuerza, hagámonos una sociedad muy unida, muy fuerte, y tratemos de contrarrestar las cosas malas que pasan por ahí, pues, los buenos, somos muchísimos más”.