El terrible ataque que sufrió una madre y su pequeño hijo de 4 años en Puerto Deseado, Argentina, generó la indignación colectiva después de que el juez haya liberado a los dos principales sospechosos. Sin embargo, uno de ellos terminó por confesar la responsabilidad de sus actos.
Tal como lo publicó el portal digital La Opinión Austral, el sujeto que había sido liberado junto a su cómplice fue reconocido por la víctima. El segundo agresor sería un adolescente de 16 años.
Gracias a la información valiosa que pudo proporcionar la madre del menor respecto a los rasgos físicos de sus atacantes, la Policía elaboró un identikit con sus rostros.
Los rostros que la víctima pudo reconocer tras el ataque. (Captura: Clarín)
Además, se conoció que uno de ellos contaba con antecedentes penales, ya que la mujer pudo escuchar que uno de ellos gritó: “Mátala que no quiero volver a cana”. Esto aceleró la búsqueda e hizo que la investigación se centrara en un grupo específico.
PUEDES VER: Niño con enanismo que sufrió bullying cumplió su sueño de conocer a su equipo de rugby favorito
Solo al día siguiente de ocurrido el ataque, las autoridades dieron con los presuntos responsables. En la pesquisa se halló ropa ensangrentada, lesiones en distintas partes del cuerpo y algo más: con ellos estaba un perro que también tenía manchas de sangre, el mismo que refirió la víctima en su declaración.
Las versiones, el identikit y las manchas de sangre no fueron suficientes para Oldemar Villa, el juez que determinó la libertad de los detenidos, quienes pasaron unas cuantas horas en la dependencia policial.
Oldemar Villa, juez que liberó a los principales sospechosos del abuso sexual y asesinato. (Foto: La Opinión Austral)
Sin embargo, todo cambió cuando un testigo no presencial apareció en la comisaría y delató a uno de los involucrados. El sujeto dijo tener información de que uno de ellos habría perpetrado la violación de la madre y el asesinato su hijo.
Después de conocerse esta información, el magistrado ordenó que los sospechosos sean nuevamente detenidos. Hasta la comisaría llegó la víctima en silla de ruedas y debió afrontar una rueda de reconocimiento de sus atacantes. Vio a doce hombres y, entre ellos, logró reconocer a su agresor: se trataba de uno de los sujetos liberados por el juez.
Tras haber terminado el proceso, la mujer salió en medio de un desconsolado llanto. Decenas de vecinos aguardaban su salida de la comisaría, y la recibieron con aplausos por su valentía y fortaleza. Le decían que por su parte seguirán exigiendo justicia por ella y por su pequeño.
Por otro lado, el juez determinó que el asesinato del niño y el abuso sexual a la madre, configuraban un crimen de odio, por su condición de mujer. Él destacó que el objetivo del agresor era violarla y no dejar testigos de la escena.
“Evidentemente hay un importante componente de sexismo y de odio hacia el sexo femenino, el robo creo que fue una consecuencia”, concluyó el letrado.