En Inglaterra, una mujer había llevado a su bebé de 3 meses al hospital, luego que se enfermara de manera repentina. Sin embargo, el niño fue dado de alta, a pesar que Muna Aburizeq suplicó que lo atendiera. Horas después, el pequeño Mohammad presento meningitis, por lo que fue llevado nuevamente al hospital, donde se confirmó su muerte.
La madre de 37 años, dijo para The Sun que los médicos la tildaron de “dramática” cuando pedía que por favor no retiraran a su hijo del hospital. La segunda vez que fue llevado al hospital tuvieron que pasar cuarenta minutos para que lo vea un doctor, cuando la madre dijo al personal: “Ya es demasiado tarde”.
El pequeño Mohammad había sufrido un paro cardíaco y murió poco después en los brazos de su madre. “Les dije a los médicos que no quería llevar a mi bebé a casa. Sabía que estaba gravemente enfermo, pero no me escucharon”, relató la mujer.
Al mismo tiempo señaló: “El instinto de una madre es muy poderoso, y si se hubieran dado cuenta, Mohammad todavía estaría vivo hoy”.
El bebé había sido llevado con una fuerte erupción y presentaba los labios azules, señala la madre, pero aun así los médicos no quisieron atenderlo. “Cuando llegamos por segunda vez al hospital, sabía que era demasiado tarde. Nunca perdonaré al personal que lo trató”.
Muna y su esposo Emad habían intentado tener un bebé durante 11 años, y tras haber sufrido 5 abortos involuntarios, llegó a sus vidas el pequeño Mohammad.
El bebé comenzó a presentar erupciones además de labios azules, pero aun así los médicos dijeron que no era nada grave. (Foto: composición)
“Recuerdo esos tres meses de maternidad y fueron tan perfectos, tan llenos de alegría. Ahora se siente como un sueño. Me duele el corazón de no volver a abrazar a mi hijo, y no se hace más fácil con el paso del tiempo”, contó la madre.
El pequeño se encontraba en buen estado de salud, hasta que un día comenzó a vomitar violentamente después de una comida. Su temperatura subió de un momento a otro y sus labios se pusieron azules.
Inmediatamente lo llevaron al hospital, pero un médico les dijo que el niño había tenido un resfriado y que podía irse a casa. “Nadie lo revisó y luego nos dieron de alta. Me sentí impotente. Confié en los médicos, pero sentí que no me estaban escuchando”, dijo.
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La semana pasada, el Tribunal de Manchester realizó una investigación sobre la muerte del niño y concluyeron que hubo un “grave fracaso” por parte del Hospital General de Tameside. La forense Alison Mutch dijo que el bebé murió por causas naturales contribuidas a la negligencia de los médicos.