El doctor James Cantor, director del Centro de Sexualidad de Toronto (Canadá), ha revelado una importante conclusión de sus estudios ante un programa de televisión australiano: los pedófilos nacen con esa desviación y no se forman en el camino.
“Toda evidencia sugiere que la pedofilia comienza en el útero”, afirmó Cantor en declaraciones a 60 Minutes. “Una persona no lo elige. Y a pesar de todo tipo de tratamiento que se ha intentado durante un siglo, no se ha demostrado que nada pueda cambiar a estas personas de pedófilos a no pedófilos”.
Como psicólogo clínico y científico del comportamiento sexual, estudió imágenes de resonancia magnética de abusadores infantiles condenados, y halló que el tejido de sus cerebros tiene una conexión muy diferente a la normal.
Su investigación arrojó resultados reveladores sobre la mente de los pedófilos. Captura de video/60 Minutes.
Cantor explica que esta peculiaridad hace que el pedófilo indentifique “accidentalmente estímulos en el ambiente (niños) que deberían evocar un instinto de crianza parental, pero en cambio está provocando un instinto sexual y erótico”.
Asimismo, indica que la mayoría de pedófilos no quiere actuar por impulso. “La pedofilia no es sinónimo de abuso de menores, que es como la mayoría de la gente piensa”, afirma.
El estudio revela que “la pedofilia es el genuino interés subyacente e inmutable en los niños”, mientras que “el abuso sexual infantil es el comportamiento que perjudica a un niño”.
El investigador explica que estas personas encuentran sus primeras atracciones ‘prohibidas’ durante la adolescencia. En esa etapa sus deseos sexuales dejan de estar orientados a las personas de su misma edad.
“La forma en que la mayoría de ellos lo describe (sus primeras atracciones), comienza como cualquiera de nosotros, cuando tienen entre 8 y 11 años", manifiesta.
“Pero los pedófilos, sin embargo, cuando comienzan a cumplir 14, 15, 16, todavía se enamoran y se sienten atraídos por los niños de 8 años”.
James Cantor reveló sus conclusiones sobre la pedofilia en una entrevista. Foto: 9 News.
Entonces, cuando llegan a un punto en el que su edad contrasta demasiado con los niños que les atraen, se dan cuenta de que algo anda mal.
Cantor hace énfasis en que los resultados de su investigación no pretenden justificar el comportamiento de los abusadores sexuales de niños.
“(Su condición mental) no sería una excusa para abusar de un niño. No tengo motivos por alguien que haya causado daño a alguien", dice.
Pero hay una marcada diferencia entre un pedófilo que reprime sus deseos y el que se da rienda suelta a sus instintos, lo cual se convierte en pederastia.
“No hay nada (que juzgar) sobre un pedófilo que nunca ha tocado a nadie, que nunca vio pornografía infantil, que tiene un patrón de interés sexual que no pidió y no puede eliminar. ¿Qué hizo mal?¿De qué lo estoy culpando?", sostiene.
Cantor sugiere que se debe repensar la forma en que tratamos a los pedófilos, haciendo que los métodos de tratamiento médico y de asesoramiento sean más accesibles, al menos para que encuentren la mejor forma de sobrellevar sus impulsos.