Miles de libaneses que protestaban para exigir cambios en las políticas económicas de su país formaron una cadena humana. El objetivo era simbolizar la unidad nacional, exigir cambios radicales en el Parlamento y rechazar la corrupción que se genera en el Gobierno.
En el onceno día de protestas, unos 100 mil ciudadanos se enlazaron a lo largo de las costas de Beirut (capital), Trípoli, Sidón, Tiro y en la carretera que conecta a la capital con las ciudades norteñas de Zouk Mosbeh, Jbeil, Batroun y Chekka (Líbano).
Julie Tegho Bou Nassif, una profesora de Historia que participó en la organización afirmó para la agencia AFP “Puedo confirmar que la cadena humana ha sido un éxito. Todo está preparado, el teléfono no deja de sonar desde hace tres días, hay muchos voluntarios”.
La actividad nacional contó con la participación de toda la ciudadanía sin importar la edad, sexo o religión. Hombres, mujeres y niños se tomaron de las manos, para exigir mejoras para su país.
La oleada de protestas contra el poder se inició el pasado 17 de octubre, a causa del anuncio del Gobierno un nuevo impuesto para las llamadas de voz a través de internet.
La denominada “tasa WhatsApp”, un impuesto de 6 dólares al mes por utilizar el aplicativo, fue uno de los motivos que conllevó a los libaneses a salir a las calles para expresar su rechazo a la medida.
Ante las protestas, el Gobierno del Líbano decidió dar marcha atrás al proyecto y obligó al primer ministro Saad Hariri presentar algunas reformas. Sin embargo, los ciudadanos exigen la renuncia del Gobierno al que acusan de corrupto y responsabilizan de la crisis económica.