Cuatro décadas después de su muerte, Francisco Franco reavivó las heridas de España. Después de que lo exhumaran del Valle de los Caídos, la opinión pública expresó el rechazo de su recuerdo, y celebraron la decisión impulsada por el presidente Pedro Sánchez.
Una de las nietas de Franco, lanzó una maldición contra los que ordenaron la reubicación del cadáver de su abuelo. Los oficiales la identificaron como Merry Martínez-Bordiú, quien estaba acompañada de otros consanguíneos.
Cuando los trabajadores del camposanto removieron la pesada lápida del dictador, la mujer llamó “profanadores” a los funcionarios presentes, dentro de ellos la ministra de Justicia, Dolores Delgado, y dos altos cargos del Ministerio de la Presidencia.
“¡Que la maldición de desenterrar a un muerto caiga sobre vosotros!”, habría expresado la mujer, en declaraciones de los asistentes al recinto. Incluso siguió murmurando sus deseos sin pudor alguno.
En unas declaraciones a radios locales, la ministra Delgado eludió hablar de esos momentos de tensión y señaló que el proceso, al que asistió como notaria mayor del Reino de España y durante el que no habló con los familiares, fue "muy institucional", recoge EFE.
Otros incidentes menores ocurrieron cuando los agentes de la Guardia Civil confiscaron a otro de los nietos del dictador, Francis Franco, una bandera franquista actualmente ilegal, así como los teléfonos móviles que llevaban, a fin de evitar la toma de imágenes de la exhumación.
Finalmente, y tras la ceremonia, el ataúd original con los restos de Franco fue trasladado a un cementerio municipal de las afueras de Madrid donde volvió a ser enterrado en un panteón cerrado y ya no podrá recibir homenajes en público.
Con información de EFE.